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La CNTE, su vida en el zócalo

Superiberia

México, D.F.- El campamento de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) en el Zócalo huele a humo de carbón. Ese es el combustible que utilizan para cocinar sus alimentos.

De acuerdo con profesores de la CNTE su alimentación no es mala. Cocinan un desayuno a base de café soluble o hervido, pan dulce o bien elaboran tortas o tacos con guisos del día anterior.

La mayoría arma un “lunch” para comer durante las movilizaciones que realizan en la Ciudad de México.

Vayan a donde vayan, varios grupos se desprenden alrededor de las 12:00 horas para regresar a preparar la comida. Encienden el carbón en los anafres (pocos usan tanques de gas) y cocinan frijoles, arroz, huevos duros, guisados como sardina con axiote y puré de jitomate, pollo con salsa, alguna sopa aguada, o sólo sandwiches.

El agua no es proveída por el Gobierno del DF como en plantones pasados. Los miembros de la CNTE compran garrafones de 20 litros o de un galón para cocinar sus alimentos.

En esta ocasión, las autoridades capitalinas tampoco han instalado sanitarios portátiles en la medida de plantones pasados. En el costado de la Calle Moneda hay 10 sanitarios, son los únicos. A cambio de ello, en las coladeras de la plaza se improvisan letrinas.

Mientras los contingentes se mantienen en las calles, quienes permanecen en el campamento pasan el día recostados, jugando en sus teléfonos, tejiendo, leyendo, o estudiando.

Los manifestantes acuden a ducharse en los baños públicos del Centro Histórico, aprovechan las regaderas para lavar su ropa

 

Agencia 

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