Uno de los capítulos más importantes de la Reforma Educativa se concretó con el acuerdo entre la SEP y el SNTE que concentra toda la negociación salarial y de compensaciones para los maestros y los trabajadores del sector educativo. Los afiliados al SNTE recibirán un incremento salarial (retroactivo al 1 de enero) en educación básica de 6.24%, el cual se compone de 3.5% al sueldo, 0.75% para el fortalecimiento del sueldo y 1.99% en prestaciones. El incremento deberá aplicarse por igual en todos los estados, de manera automática. Y es la única negociación salarial y de prestaciones que se efectuará en el país.
Hay más, el SNTE consiguió negociar una Compensación Nacional Única Anual libre de impuestos de dos mil pesos para cada maestro. Más allá de eso, todos los maestros conservan las prestaciones que hubieran podido obtener en el pasado a nivel federal o local. Difícilmente se podría obtener una negociación mejor.
Todos esos logros se deben reflejar en hechos. No puede ser que mientras se consiguen mejoras significativas para los maestros y trabajadores del sector, haya grupos del magisterio que simplemente cobran, pero no trabajan, contando incluso con salarios y prestaciones superiores a las de sus propios colegas. Pero que, además, terminan contribuyendo en forma notable a empeorar la educación pública e impulsar la educación privada, aunque su discurso diga lo contrario.
En el libro La élite y la raza, la privatización de la educación, que publicamos con Bibiana Belsasso en Taurus, en noviembre de 2012, decíamos, y ahora lo debemos ratificar, que el mayor desafío para tener una verdadera Reforma Educativa no estaba en el SNTE o en Elba Esther Gordillo, con todos sus pecados, sino en la Coordinadora, que allí residían las verdaderas resistencias a cualquier cambio educativo. Y así ha sido.
En estos días comprobaremos en qué medida la Coordinadora aceptará los acuerdos y por ende el contenido de la reforma, por lo menos en estos ámbitos, recordando que el capítulo de la negociación única se complementa con otro no menos significativo: la nómina única que, retroactiva al 1 de enero, pagará la SEP directamente a todos los maestros sin pasar por las arcas estatales.
Es verdad que la Coordinadora está negociando algunas cosas que, se asegura, quedaron pendientes de los acuerdos que adoptaron con Gobernación el año pasado, como la regularización de seis mil plazas en Oaxaca (se están regularizando plazas también en Puebla y Yucatán), pero lo cierto es que no puede ni debe haber negociaciones que vayan más allá de lo ya planteado o pendiente, con la Coordinadora o con otras secciones sindicales.
Porque la tesis que planteábamos en 2012 sobre el impulso que la CNTE, con sus posiciones y paros, genera para la privatización de la educación, ya lo podemos comprobar con datos duros.
Es notable cómo los paros y el accionar de la CNTE ahuyentaron a los alumnos de Michoacán de las escuelas públicas. Ese estado, asolado por la Sección 18 de la Coordinadora, encabeza la lista de entidades con el mayor porcentaje de alumnos en escuelas privadas. El 23.48% de los alumnos michoacanos va a una escuela privada, lo que duplica la media nacional de 10.54%, y termina siendo muy superior a la del DF, con 20.07%, y 13.51% de los regiomontanos. Y la única razón es que los padres prefieren enviar a sus hijos a escuelas privadas, aunque muchas sean de baja calidad, a que sus hijos se queden constantemente sin clases. Y el mismo fenómeno se repite en todos los estados en los que la Coordinadora tiene el control sindical, lo que coincide, además, con los peores índices educativos del país.
El tema salarial y sindical es clave para el control de los maestros, pero también, aunque sea a través de una vía indirecta, para fortalecer una educación pública libre, laica y de calidad. No se hará sin los maestros, pero tampoco con maestros que no están interesados en ese objetivo y que terminan promocionando la educación privada con sus acciones.
Secuestros
Uno de los temas principales a atender en Tamaulipas, a través de la nueva estrategia que se presentó, es el de los secuestros, sobre todo en el sur del estado y en Tampico. Para ello es muy importante la colaboración que prestarán estados limítrofes, entre ellos Veracruz. La experiencia en ese estado con su unidad antisecuestros ha sido, hasta ahora, exitosa: la unidad está considerada de alta eficacia, por lo que aumentará su número de sedes y tendrá un mando estatal único en Xalapa. Contará con representaciones en las zonas norte, centro y sur del estado, para ampliar su capacidad de operación y respuesta.