Agencias
La solicitud de afiliación de Miguel Ángel Yunes Márquez a Morena ha desatado una fuerte controversia, particularmente en Veracruz, donde la militancia ha rechazado unánimemente su integración al partido. Yunes, quien fue un férreo opositor a Morena hasta hace poco, se ha visto ahora envuelto en un debate interno que ha provocado una respuesta contundente de la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia (CNHJ) del partido.
Rocío Nahle, gobernadora de Veracruz y militante destacada de Morena, dejó claro su desacuerdo con la solicitud de Yunes Márquez, argumentando que no cumple con el perfil necesario para formar parte del movimiento. Nahle subrayó la importancia de “cuidar el partido” y destacó que, si bien Morena es un movimiento inclusivo, “no todos” pueden formar parte de él. Este rechazo no solo se ha dado dentro de la militancia morenista, sino también entre los panistas, que consideran a Yunes un enemigo de la izquierda, y entre los propios seguidores del partido, quienes lo ven como un representante del opositor priista-empresarial, distante de los ideales transformadores que promueve Morena.
La CNHJ ha decidido iniciar un procedimiento de oficio ante la polémica generada por la solicitud, basándose en los estatutos internos del partido, y el plazo para resolver la inconformidad es de 30 días. Sin embargo, dada la indignación generalizada, la revisión comenzó de manera inmediata. Además, no se pueden pasar por alto los señalamientos legales pendientes sobre Yunes y su familia, que, según se sabe, están siendo investigados en la “Carpeta Azul”, un elemento más que añade complejidad al caso. La afiliación de Yunes Márquez a Morena podría resultar un grave error estratégico, pues su pasado y su figura contraria a la izquierda podrían afectar la imagen y el legado del movimiento. La situación es un recordatorio de que, por encima de las afiliaciones, debe prevalecer la congruencia ideológica que ha caracterizado a Morena desde sus inicios.
