En el corazón de Puebla, en una de sus calles más antiguas, existe una casa que ha sido conocida por generaciones como “La Casa de los Enanos”. La leyenda cuenta que, en esta vivienda, hace muchos años, vivía una familia muy peculiar. La pareja que habitaba allí no podía tener hijos, lo que les llenaba de tristeza, pero un día, la mujer comenzó a sentir una presencia extraña en la casa, como si hubiera pequeños seres que se movían rápidamente entre las sombras.
Con el tiempo, la pareja empezó a notar pequeñas huellas de pies, puertas que se abrían solas, y ruidos extraños en la noche. Finalmente, una noche durante el Día de Muertos, cuando las almas se cree que vuelven para visitar a los vivos, la mujer vio a unos pequeños seres que se asemejaban a enanos. Ellos bailaban y reían alrededor del altar de muertos que la familia había montado. Los enanos parecían estar celebrando junto a las almas que regresaban de la muerte.
Según la leyenda, estos enanos eran espíritus antiguos, guardianes de la tierra, que visitaban a la pareja como una especie de regalo divino por sus oraciones y el respeto mostrado a las tradiciones del Día de Muertos. Desde entonces, se dice que, cada Día de Muertos, estos pequeños seres aparecen en la casa.
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