Los que amamos las teorías conspiratorias, tratamos de encontrar explicación a todo lo que sucede, considerando que una mano siempre mece la cuna. Un grupo, ese grupo, esos personajes que tienen en sus manos los hilos de todo lo que sucede en el país. Y de repente, vemos tonterías por todos lados, tonterías tan grandes, que perdemos la fe en esos hilos conductores, en esos cerebros maquiavélicos inventados para darnos un poco de seguridad.
Las teorías de la conspiración indican que el PRI decidió dejarle dos sexenios al PAN el Gobierno, para simular democracia en el país ante los ojos del mundo. Uno no se explica cómo es posible que el Gobierno de Peña esté trabajando con tanto ahínco en lograr que el PAN vuelva a la presidencia de la República. ¿O será que ya decidieron y acordaron que van un sexenio y un sexenio?
A nivel estatal el deporte que más se practica es el de tírale al Gobernador. No hay día en que no salga alguna noticia en los medios de comunicación, en la cual no dejen al Gobernador como palo de gallinero. La indignación de los veracruzanos en contra de Javier Duarte se incrementa día con día, la molestia es palpable en todas las reuniones, en cualquier corrillo, en los medios de transporte público… bueno, hasta en las reuniones de estudio de la Biblia de señoras sin mucho que hacer. Lo curioso es que no pasa nada, y como pintan las cosas, es muy probable que no pase nada. De ahí surge la pregunta de ¿para qué tanto generar expectativas que no se van a cumplir? Esto en el sentido de que la necesidad de ver sangre en el pueblo cada día es mayor, estimulada por tanta denuncia. Pero por otro lado, los que saben, afirman que será difícil fincar responsabilidad a un Gobernador, ya que ellos no ejecutan ni actúan, sino que son sus subordinados, los secretarios de Estado, los que firman, hacen o dejan de hacer. Y el mejor ejemplo lo tenemos con el exgobernador de Sonora Guillermo Padrés, quien con todo y su dinamitada ¡¡¡¡¡ PRESA !!!!!! sigue paseándose por donde gusta.
Salvo, que esa mente perversa que hay detrás de todas las conspiraciones (Salinas de Gortari, diría el Peje), haya tomado la decisión de quemar todo lo que huela a Duartismo en Veracruz, para iniciar con nuevos aires. El terreno para especular es muy fértil, y antes de que lo pensemos ya estaremos todos distraídos en algo diferente.
A nivel nacional, se consideraba que los conflictos de la CNTE, tenían la finalidad de distraer al respetable de la crisis económica, esa que Videgaray no reconoce, pero que sentimos muchos mexicanos en nuestros bolsillos. Ahora resulta que se invita a Trump en un absoluto fiasco para presidencia de la República. Tan grande es la tontería que la canciller Ruiz Massieu ni siquiera se enteró. Violando todas las reglas de la diplomacia que se acostumbran en este tipo de reuniones, Peña se convierte una vez más en la mayor piñata que existe en México. Todo mundo en contra de esa reunión y de sus resultados. Todo mundo tiene razón, esa reunión y la forma de llevarla a cabo, fue una soberana estupidez, aún en el caso de que Trump gane la elección.
Hillary seguro estará molesta. Pensando para sus adentros, que si gana la elección, va a tener que lidiar con un Gobierno de improvisados e incompetentes en su vecino país. Nada pudo perjudicar más a México y a la imagen de Peña que la forma como se llevó a cabo la reunión con Donald. La indignación de los mexicanos crece y crece, contra de su gobierno, que no resuelve el conflicto de la CNTE, que no aclara Tlatlaya ni Tanahuato, que a fin de cuentas no ata ni desata, mientras todavía le quedan dos laaaaaaaaaaargos años de Gobierno, que a los mexicanos ya nos parece una vida eterna en el infierno.
Claro que a los que nos gustan las teorías conspiratorias, siempre nos quedará la esperanza de considerar que la llegada del peso a sus 20 es otra distracción. Sí, porque poco falta para que el tipo de cambio llegue a 20 pesos por dólar. Y entonces, en lugar de considerarlo un síntoma más de la malísima administración que estamos sufriendo, podremos tener la esperanza de que es una maniobra para distraernos de la visita de Trump, y de la CNTE, y de la debilidad económica del país, y de la crisis de Derechos Humanos que sufrimos, y del avance del crimen organizado, y de la corrupción incontrolable en todos los niveles de Gobierno, del retraso de la mayoría de los municipios del país gobernados por una inepto-clepto-cracia que los tiene sometidos al eterno atraso, y del absoluto avance de la impunidad y la corrupción, del crecimiento de la pobreza, de 63 millones de mexicanos con un nivel de vida pésimo, y de cualquier otra cosa que uno por masoquista quiera percibir de la triste realidad mexicana.
De cualquier manera. La sensación de que nos gobierna un grupo de improvisados cuya experiencia en Gobiernos Estatales, no les da la capacidad y la oportunidad para resolver los problemas del día a día de México, que generan tantos apátridas que sólo están interesados en sus asuntos personales y conveniencias, en lugar de interesarse por el país. La cereza del pastel ha sido la reunión con Trump. Días y días, ríos y ríos de tinta, la comentocracia estará ocupada en analizar uno a uno los errores cometidos. Mientras la indignación del mexicano común, de Juan pueblo crece y crece, no sólo por eso, sino por lo que lo afecta más directamente en su diario vivir.
Lo cierto es que a cuatro años de su inicio de Gobierno, Peña le ha generado a los mexicanos una desesperanza y desazón que no sentíamos quizá desde finales del sexenio de Echeverría o durante el (des) gobierno de José López Portillo. A estas alturas se extraña a Calderón, se extraña más a Fox, algo más a Zedillo y a pesar de todo, se extraña a Salinas… Que triste que se extrañe a esos gobiernos que sólo administraron las crisis.
Lo cierto es que a México le hace falta un estadista, y no es repitiendo esquemas del pasado como lo va a encontrar.
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