Roma.- El papa Francisco anunció ayer en su tradicional mensaje de Navidad la “persecución brutal” de las minorías “étnicas y religiosas” en Irak y Siria. Con motivo de la bendición Urbi et Orbi (a la ciudad y al mundo), el Pontífice ha recordado también el conflicto ucraniano, la epidemia del ébola y los niños que sufren abusos.
“Hay muchas lágrimas en esta Navidad junto con las lágrimas del Niño Jesús”, exclamó Francisco asomado en el balcón de la Logia central de la basílica de San Pedro, en el Vaticano.
Ante las decenas de miles de fieles que abarrotaban la plaza de San Pedro, el Pontífice fue rogando a Dios por los lugares azotados por las guerras y comenzó por las poblaciones de “Irak y de Siria, que padecen desde hace demasiado tiempo los efectos del conflicto que aún perdura y, junto con los pertenecientes a otros grupos étnicos y religiosos, sufren una persecución brutal”.
El Papa Benedicto XVI también había reclamado la defensa de los cristianos en los dos países en su Urbi et Orbi de 2010. Entonces Benedicto XVI pidió a los dirigentes políticos una “solidaridad activa” con los cristianos perseguidos en Irak y en “todo
Oriente Medio”.
“¡Qué la Navidad les traiga esperanza, así como a tantos desplazados, prófugos y refugiados, niños, adultos y ancianos, de aquella región y de todo el mundo”, rogó Francisco este jueves, al tiempo que instaba a que éstos “reciban la ayuda humanitaria necesaria para sobrevivir a los rigores del invierno, puedan regresar a sus países y vivir
con dignidad”.
Continuó recordando el conflicto en Tierra Santa y también Ucrania, así como las guerras en el
continente africano.
En el segundo mensaje de Navidad de su pontificado, el Papa mencionó a “los niños víctimas de la violencia, objeto de tráfico ilícito y trata de personas, o forzados a convertirse en soldados, y a los niños abusados”. También pidió la intercesión del “Niño Jesús para los niños asesinados y maltratados antes de ver la luz, privados del amor de sus padres y excluidos por una cultura que no ama la vida”.
Con voz triste, el Papa también pensó en los niños que viven desplazados, que vienen abusados y que mueren bajo los bombardeos ante “nuestros propios ojos y nuestro silencio cómplice”. “Su silencio impotente grita ante la espada de los Herodes. De los actuales
Herodes”, agregó.
Francisco pidió también que Jesús “consuele a las familias de los niños muertos en Pakistán la semana pasada” y que sea cercano “a los que sufren por enfermedad, en particular a las víctimas de la epidemia de ébola, especialmente en Liberia, Sierra Leona y Guinea”.
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