AGENCIA
Internacional.- La naturaleza continúa sorprendiéndonos con sus maravillas, y en esta ocasión, una criatura marina desafía las leyes biológicas convencionales, fusionando características tanto de animales como de plantas. Nos referimos a la babosa de mar esmeralda (Elysia chlorotica), un enigma biológico que ha capturado la atención de la comunidad científica.
Descubierta por primera vez en 1870 por el científico Augustus Addison Gould, la babosa de mar esmeralda se encuentra en aguas poco profundas a lo largo de la costa este de los Estados Unidos y Canadá. Su distintivo color verde esmeralda proporciona un camuflaje efectivo contra posibles depredadores, aunque su pertenencia a la rama Sacoglossa la coloca en una categoría única en el reino animal.
Una de las características más destacadas de la babosa de mar esmeralda es su capacidad para realizar la fotosíntesis, un proceso típicamente asociado con las plantas. Esta habilidad extraordinaria se debe a una relación simbiótica con las algas verdes Vaucheria litorea. Al alimentarse de estas algas, la babosa incorpora sus genes y cloroplastos en sus propias células digestivas, permitiéndole aprovechar la luz solar para producir energía.
Con una longitud que oscila entre los 2 y 3 centímetros, aunque ocasionalmente puede alcanzar hasta los 6 centímetros, la babosa de mar esmeralda carece de concha o huesos, lo que le otorga una estructura corporal flexible y ágil. Su cuerpo está compuesto principalmente por un pie muscular y un manto que secreta una sustancia pegajosa para protección.
La relación simbiótica entre la babosa de mar esmeralda y las algas Vaucheria litorea no solo beneficia a la babosa misma, sino que las crías heredan los cloroplastos funcionales de sus progenitores, otorgándoles la capacidad de realizar la fotosíntesis desde su nacimiento. Este proceso de transmisión genética representa un fascinante ejemplo de coevolución entre especies en el mundo marino.
A pesar de su aparente vulnerabilidad, la babosa de mar esmeralda ha demostrado ser una criatura resiliente y adaptativa, capaz de sobrevivir y prosperar en su exigente entorno marino. Su capacidad para saltarse las reglas de la biología y adaptarse de manera extraordinaria la convierte en un objeto de estudio profundo para científicos que buscan comprender mejor los mecanismos de la evolución y la adaptación en el mundo natural.