Bastante grave es que se haya tenido que suspender el servicio en 11 de las 20 estaciones de la Línea 12 del Metro, afectando la vida de 435 mil pasajeros y un gran número de negocios.
A tres semanas de la suspensión del servicio, la única satisfacción para los capitalinos es que ocurrió un accidente desastroso en una línea nueva que, supuestamente, tenía los más modernos estándares de seguridad.
Hoy por hoy, seguimos sin saber a ciencia cierta si los problemas que provocaron el cierre de la vía son de ingeniería o de diseño; si los trenes no se ajustaron a los rieles o viceversa; si los materiales empleados en la construcción no fueron los adecuados, o si el mantenimiento no se realizó correctamente.
Y mientras esperamos que termine el diagnóstico encargado a la empresa francesa TSO —que tomará cinco semanas y costará 25 millones de pesos, según informó el sábado pasado la Secretaría de Obras y Servicios capitalina—, habrá que atender un problema adicional: la falta absoluta de certeza sobre el costo final de la Línea 12.
Esa vía de transporte no sólo ha resultado un desastre técnico —¿cómo es posible que las ruedas de los trenes presentaran en un lapso de 16 meses un desgaste equivalente a diez años de uso?— sino también uno financiero y contable.
¿Por qué? Porque la construcción de la Línea 12 ha costado hasta ahora 26 mil 274 millones de pesos, un monto 50% superior a los 17 mil 500 millones de pesos contemplados en el contrato inicial entre el gobierno capitalino y el consorcio encargado de ejecutar las obras.
Pero además, tras de revisarse los fondos federales involucrados en el proyecto, resulta que algunas obras inducidas —como la reubicación temporal o definitiva de instalaciones de servicios que afectaban el trazo de la vía— se habrían pagado de manera inadecuada con recursos del Fondo Metropolitano.
Esto fue revelado ayer por la Secretaría de la Función Pública (SFP), dependencia federal en vías de extinción que ha revisado, desde diciembre de 2012, el uso de fondos federales en la construcción de la Línea 12, junto con la Contraloría General del Distrito Federal (CGDF).
Un conjunto de observaciones no solventadas sobre el proceso de construcción de la vía —señalado tanto por la SFP como por la CGDF—, llevó al jefe de Gobierno entrante, Miguel Ángel Mancera, a ordenar que se realice una fiscalización de las erogaciones.
Como informó ayer el encargado de despacho de la SFP, Julián Olivas Ugalde, ambas dependencias han revisado distintas partidas, equivalentes a cerca de siete mil millones de pesos, de 14 mil 361 millones de pesos de fondos federales que fueron a parar a la Línea 12.
Esta última cifra sorprendió a más de uno, pues con motivo de la inauguración de la obra, el entonces jefe de Gobierno capitalino Marcelo Ebrard agradeció al presidente Felipe Calderón la aportación de “dos mil millones de pesos” que hizo su gobierno, comentario que mereció una réplica del Ejecutivo federal:
“Hubo una concurrencia de fondos federales: siete mil 500 millones directamente de la SCT, y cinco mil 700 del Fondo Metropolitano, del FIES y otros similares. En fin”.
Ebrard no se contuvo para hacer una puntualización sobre el dinero federal:
“Entonces 14 mil 500 (millones) son recursos que le corresponden al DF (…) Las participaciones son federales, pero provienen de los impuestos que pagamos. Luego hay seis mil 500 millones que vienen de lo que los diputados consiguieron y nos faltaban dos mil millones que puso, ya en su presupuesto, que mandó a la Cámara de Diputados, el presidente Calderón”.
De acuerdo con datos investigados por el reportero Andrés Becerril, los dos mil millones de pesos a los que se refirió Ebrard son el producto de un convenio entre el gobierno federal y el del DF, que, entre otros puntos, contempla la ampliación de la Línea 12 de Mixcoac a Observatorio.
Las revisión de los cerca de siete mil millones de pesos de fondos federales que hicieron la SFP y la CGDF, y que arroja el pago no justificado de 489.4 millones de pesos, corresponden a partidas del periodo 2008-2011, me dijo ayer por la tarde el contralor capitalino Hiram Almeida Estrada.
El funcionario comentó que la Contraloría estaba en principio de acuerdo con los criterios contables de la SFP y que, una vez que sea notificada formalmente del hallazgo de esta irregularidad, esta dependencia tendrá que realizar un estudio técnico y jurídico para proceder a la devolución del dinero a la Federación y deslindar responsabilidades.
Sin embargo, para saber cuánto costó finalmente la Línea 12 al erario, habrá que esperar a que se revisen los ejercicios 2012, 2013 y los que vengan —explicó Almeida—, fiscalización que podría arrojar nuevas observaciones.
Total, que la Línea 12 no sólo es una obra con deficiencias técnicas sino también contables. Y vaya usted a saber en cuánto nos saldrá, al final, este chistecito.