Alejandro Solís
Columnista
Bajándole dos rayitas al vapor de digeridos frijolitos, octubre del 2018 pasa a la Historia Universal como el peor mes de la gestión de medio siglo de neoliberalismo activado para preservar al Imperialismo, contrarrestando inevitables secuelas exudadas en todo el Mundo, de la lucha de clases entre capital y trabajo.
Servidumbre Imperial. Con ocurrencias que van desde el insulso “por la gracia de Dios, nos gobierna quien merecemos”, hasta garbanzos oclocráticos palafreneros afirmando que la vileza de la democracia burguesa gesta caudillos demagogos, arengando muchedumbres chairas.
Portavoces patronales, Loret de Mola por delante, apelando a la inexplicable libertad de cátedra en un país y medios donde las leyes del mercado mandan hasta para pregonar lo contrario, se desgañitan con el clásico “al ladrón, al ladrón” para cubrir trapacerías de sus grupos de poder; o, al vil servicio de publicidad pagada.
Capitalismo Monopolista de Estado (CME). Por deficiencias intelectuales, o, porque así dictan banalidades ideológicas, velan -o no develan- que el cambio de chambrita neoliberal a socialdemocracia cristiana, es solo pelleja de bestia rastrera, con tal de prolongar el dominio del capital financiero constituido desde el término de la Revolución Mexicana, de 1910-17.
Con variantes discursivas que van desde el militarismo genocida de Gustavo Díaz Ordaz, hasta las ocurrencias folklóricas de María Esther Zuno de Echeverría, flotamos en la charca de inmundicias adoratrices del dinero; últimamente digitalizado para facilitar el despojo del patrimonio nacional.
Tras caudales, vendiendo dinero robado a la hacienda de los vencidos. La concentración bancaria de capitales provenientes del trabajo industrial, comercial, agricola y de herencias, creó emporios financieros capaces de pagar la deuda mundial, porque de allí surgieron.
Los más rapaces dedicados a centralizar recursos ajenos mediante inversiones productivas de todo tipo, sin importar con qué, por qué, ni con quiénes hagan más que más dinero, simplemente especulan robando fondos de otros; juegan permanentemente con el precio de la deuda pública, divisas y mercaderías, manipulando el miedo propio de la mediocridad de masas.
Destacan las inversiones industriales y comerciales de guerra, altamente productivas en sus preparativos y durante los conflictos, tanto como en la organización del triunfo: reconstruyendo ciudades, medios de comunicación y expandiendo la educación y administración de las sociedades subyugadas, obligadas a pagar tributos a sus conquistadores.
Como cuando el inculto gobernante firma decretos, que ni entiende. No estamos hablando de Cuauhtémoc Blanco, Miguel Alemán hijo, ni del montón de políticos advenedizos incrustados por el Canal de las Estrellas en las Cámaras de Diputados y Senadores, para gesticular sandeces: como Mayer, D´Alessio, Téllez, Negrete, Ríos, o, Cruz; borrando de la memoria colectiva, que, como cuando se repara un mercado, o revisan concesiones de taxis, a su término se incrustan nuevos y más poderosos propietarios mediante la renegociación de acciones impuesta por el grupo de poder triunfante.
Nos referimos, en general, al conjunto de políticos de oficio, que han hecho su modus vivendi del cambio de piel de la serpiente, inventando choros para describir escenarios imaginarios, como son los motivos y cuitas del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM), censurado tácticamente, para darnos atole de nopal con el dedo.
México VIP: continuing with business. Ocultan, que, el mega negocio facilitado por Peña Nieto y obstruido por Romo, es la creación de la nueva Ciudad del México Cosmopolita con aeropuerto internacional en casa, con pistas y herramientas precisas para despegar y aterrizar avioncitos, así sea en plataformas marinas flotantes construidas sobre fango; de ser necesario, sobre 12 mil hectáreas del Oriente de la actual CDMX, que van desde el Peñón de los Baños, hasta la Cuchilla del Tesoro, atravesada por una calzada más ancha que el rústico Paseo de Reforma, hilando zonas residenciales, comercios, oficinas internacionales, bancos, casas de bolsa, servicios y espacios de recreación.
La variante Ejecutiva cabildeada propondrá, que, por el bien de todos, el mega proyecto urbano metropolitano técnicamente se desarrolle al revés: del cooptado Aeropuerto de la Ciudad de México, hacia Texcoco; incluido el Aeropuerto Militar de Santa Lucía, para su seguridad interior.
New Aztlán International Metropolitan (NAIM). Eclosionada la cadena de corrupción de Peña Nieto sembrada entre gobiernos estatales, secretarías e instituciones de Estado a cambio de facilitar negocios neoliberales balconeados, pero ocultando los más redituables y perversos, como son la apropiación privada de funciones y rondas petroleras, que eran materia de trabajo de la saqueada PEMEX, ahora, a nombre de los inditos:
La nueva cuenta de cristal serán centavos arrojados a jóvenes y viejitos para ocultar la continuación de la nueva traza urbana Metropolitana de la Ciudad de México, de lo que será una especie de neo principado azteca, bunker de lujo, o mazmorra protegida contra avalanchas futuras de parias exigiendo mendrugos; a los que se suman miles de capitalistas excluidos de la gran contrata e inmensas ganancias de negocios monopolizados. Inclusive, del robo impune de fondos hacendarios.
Inconformidad rejuntada, dirigida por un asimilado. Mientras en el programa de AMLO no haya ideas –que no las hay- antimperialistas, ¿a quién espantan coletazos de lagartos, excluidos de la mesa de negociaciones del futuro gasto gubernamental?
Cuando afloren tranzas súper archimillonarias hechas al tenor de la desnacionalización de la industria petrolera, palidecerán los abusos entorno del tronado NAIM, donde se dio la ratería de ceder contratos sin licitaciones públicas a Slim, Rhon y Gerard; y, peor, imponiendo precios inflados a trabajos, además, cobrados múltiples veces (ASF).
La cadena de injusticias incluye afrentas a los pueblos mesoamericanos dictadas por Fox y Calderón, de acuerdo con el televisivo delfín de Atlacomulco para criminalizar, envilecer y despojar a la comunidad de Atenco; que somos Todos.
Mientras no se toquen políticas etiquetadas del FMI, no se espante por especulaciones rastreras. En esos escenarios, desternillan los palafreneros del sistema, lanzando campañas de pánico por los movimientos de Estado, emitiendo trivialidades entorno de la fuga especulativa de capitales impulsada por la propagación del temor a un supuesto dictador en ciernes, contradictoriamente avalado por el régimen aparentemente repudiado.
El holgado triunfo del próximo Presidente, legitima al sistema socio-económico dominante, modificado nada más en la parte de su careta pública: predilectamente neoliberal hasta ahora, pero, obligadamente proteccionista para negociar con mayor banca la penetración del capital financiero chino y europeo.
Desechando piel, a cambio de coraza. Para el arranque del próximo sexenio: lo que no se le quite a la oligarquía neoliberal le hará falta a la oligarquía socialdemócrata, su relevo, escudado por un mercado interno pastoreado con reglas de negocio precisas y austeras; entre las que están un gobierno barato, honesto y transparente, obligado a destinar el mínimo presupuesto federal al gasto corriente, para garantizar la disciplina fiscal exigida por el FMI para el pago de la deuda pública.
750 mil millones de pesos ya están etiquetados y refrendados por AMLO en el ejercicio fiscal del próximo año, tan solo para el puntual pago de sus intereses, que se han de sumar a los 4 billones de pesos erogados con el mismo fin, durante el sexenio que fenece.
Las reservas internacionales de México, calculadas hace seis días en 173 mil 582 millones de dólares; a un cambio promedio regulado de $18.50 pesos, por unidad monetaria americana, aseguran la estabilidad político económica del México despojado.
Lástima mega especuladores, despeñados en Texcoco. Así las cuentas, ¿quién se preocupa por el retiro de inversionistas viciados con millonarios desfalcos? ¡Y alta probabilidad de ser vinculados a proceso…!
Además, sobran prestamistas interesados en suplirlos, sin implicar divorcios entre el consolidado Imperio y su Estado; incluido el próximo administrador del Gobierno Constitucional, caramente legitimado.