Leo Zuckermann
Columnista
• Lo que no sabemos es si se canalizó o no dicho dinero de manera ilegal a la campaña de Peña. ¿Lo supo el coordinador de ésta, Luis Videgaray, entonces jefe de Lozoya? ¿Se enteró el candidato presidencial?
El fiscal general de la República, Alejandro Gertz Manero, informó que el ex director de Pemex en el sexenio de Enrique Peña Nieto, Emilio Lozoya Austin, aceptó ser extraditado desde España: “ofreció su colaboración para esclarecer los hechos que le han sido imputados”. Excelente noticia.
Estamos hablando del ícono de la corrupción del peñanietismo. Lozoya tendrá que responder por casos muy sospechosos como el de Odebrecht, Agro Nitrogenados, Fertinal y el Astillero Hijos de J. Barrales. En todos estos asuntos hay presuntos actos de soborno o compras de empresas quebradas que acabaron costándole muy caro al erario
mexicano.
El caso más conspicuo de todos es el de la empresa brasileña Odebrecht, experta en corromper a funcionarios públicos de América Latina, el Caribe y África. Gracias a testigos de la fiscalía brasileña, sabemos que Odebrecht gastó 10 millones de dólares en sobornos para conseguir contratos con Pemex. De acuerdo con una investigación periodística de Ignacio Rodríguez Reyna y Alejandra Xanic, quienes tuvieron acceso a las indagaciones de la fiscalía brasileña, sabemos cómo se canalizaron los 10 millones de dólares a México.
Lozoya habría recibido dinero de la constructora brasileña en dos tiempos. Primero, durante la campaña del entonces candidato del PRI a la Presidencia, Enrique Peña Nieto, cuando se desempeñaba como encargado de las relaciones internacionales: “cuatro millones 100 mil dólares entre abril y noviembre de 2012” como “una manera de asegurar los favores de quien se había colocado como una figura prominente en la campaña presidencial”.
Lo que no sabemos es si se canalizó o no dicho dinero de manera ilegal a la campaña de Peña. ¿Lo supo el coordinador de ésta, Luis Videgaray, entonces jefe de Lozoya? ¿Se enteró el candidato presidencial?
El sexenio pasado, la Fiscalía Especial para Delitos Electorales comenzó a investigar este asunto. Súbitamente, el procurador interino, Alberto Elías Beltrán, removió a Santiago Nieto, quien se desempeñaba como fiscal electoral. Se justificó dicha remoción porque había violado el código de conducta de la institución al haber revelado información sobre el caso Lozoya y los presuntos sobornos que recibió de Odebrecht. Inverosímil explicación en un sexenio donde la Procuraduría General de la República filtró información a los medios para perjudicar campañas como la de Josefina Vázquez Mota en el Estado de México o la presidencial de Ricardo Anaya.
¿Por qué castigaron a Santiago Nieto al dar una entrevista y revelar supuestas presiones de Lozoya para eximirlo por el caso Odebrecht? Claramente, el presidente Peña, a través de Elías Beltrán, consideró mejor despedir al fiscal electoral que dejar que indagara dónde había quedado el dinero del presunto soborno.
El PRI, como sabemos, ganó las elecciones presidenciales de 2012. El presidente Peña ganó y nombró a Lozoya como director general de Pemex. Fue entonces, según el reporte de Rodríguez y Xanic, que Odebrecht volvió a depositar más dinero. Hasta seis millones de dólares en cuentas que Lozoya proveyó en paraísos fiscales. Coincidentemente, la constructora brasileña “ganó” una de las licitaciones para remodelar la refinería de Tula.
¿Qué pasó con ese dinero depositado por los brasileños en las Islas Vírgenes y Liechtenstein? ¿Se los quedó Lozoya o los repartió a otros
funcionarios?
Lozoya, a través de quien fue su abogado, Javier Coello, siempre negó haber recibido pago alguno de Odebrecht, implicando que el dinero se lo llevaron otros. El pasado martes, el despacho de Coello Trejo y asociados informó que, desde hace un mes, había convenido con su cliente no continuar con la defensa legal. Supongo que hubo diferencias con la decisión de aceptar la extradición y colaborar con la fiscalía mexicana.
La gran pregunta es si Lozoya soltará toda la sopa sobre los múltiples asuntos de presunta
corrupción en los que está involucrado. Y, lo más importante, si implicará a su ex jefe, el ex presidente Peña Nieto.
Por lo pronto, todos los priistas corruptos, que no son pocos, han de estar temblando de miedo. Por donde se vea, el gobierno de López Obrador gana con esta historia. Muchos priistas van a considerar seriamente cooperar con Morena en las próximas elecciones a cambio de que a ellos no los persigan judicialmente. Además, si la Fiscalía efectivamente destapa la cloaca de la corrupción del sexenio pasado, lo cual está por verse, se anotará un gran éxito en el combate a la corrupción. López Obrador tendrá por lo menos un gran logro que presumir rumbo a las elecciones de junio del 2021.