En un avance significativo hacia la sostenibilidad espacial, la agencia espacial japonesa JAXA ha desplegado en órbita el LignoSat, un satélite de madera que tiene como objetivo investigar el uso de este material en el espacio. La misión, que se llevó a cabo desde la Estación Espacial Internacional (ISS) en diciembre, promete revolucionar el diseño de satélites y ofrecer una alternativa más ecológica a los modelos tradicionales de metal.
El satélite, que llegó a la ISS en noviembre a bordo de una nave de carga Dragon de SpaceX, mide apenas 10 centímetros de lado y está fabricado con paneles de madera de magnolia, con un espesor de entre 4 y 5.5 milímetros. Su estructura incluye un marco de aluminio parcialmente y cuenta con paneles solares para su funcionamiento. Con un peso aproximado de 1 kilogramo, el LignoSat es un ejemplo de la ingeniería innovadora que fusiona tradición y tecnología. Su construcción se basa en una técnica japonesa ancestral que evita el uso de tornillos y adhesivos, lo que resalta la precisión y la sostenibilidad de sus materiales.
El proyecto LignoSat, uno de los más innovadores de la JAXA, también tiene un objetivo claro: evaluar cómo la madera se comporta en el espacio. Mediante sensores que medirán la tensión en el material, así como su respuesta a las temperaturas extremas y radiación del espacio, se espera obtener información valiosa sobre su durabilidad. Además, se realizará un monitoreo de los niveles geomagnéticos para estudiar cómo el campo magnético de la Tierra puede influir en el funcionamiento del satélite.
Una de las grandes ventajas de los satélites de madera es su impacto ambiental. Al final de su vida útil, cuando los satélites de madera reingresen a la atmósfera terrestre, se desintegrarán de manera más limpia que los satélites convencionales de metal, que generan más residuos y contaminantes al quemarse. Este hallazgo podría ser crucial en la búsqueda de soluciones más amigables con el medio ambiente para las futuras misiones espaciales.
Con el LignoSat, la JAXA podría abrir la puerta a una nueva era de satélites más ecológicos y sostenibles, demostrando que incluso materiales tradicionales como la madera tienen un papel importante en el futuro de la exploración espacial.