Por Andrés Timoteo / columnista
IXTACZOQUITLÁN, EL DESAFÍO
Se cumplieron ocho días de la llegada de la Guardia Nacional (GN) a Veracruz y específicamente a la zona Centro, pero nada ha cambiado. El jueves 4 de julio, cuatro días después de que fuera activada oficialmente la GN por el presidente Andrés Manuel López Obrador, los guardistas realizaron patrullajes de exhibición en algunas ciudades como Córdoba y Orizaba anticipando la acción para pacificar la región.
Los ciudadanos los vieron pasearse por los centros de ambas ciudades y hacer rondines en algunas colonias. No pasó de allí. La mala nota es que a pesar de la presencia de estos gendarmes no ha bajado ni un ápice la criminalidad. La semana, la primera con el despliegue de la Guardia Nacional, concluye al menos en la zona Centro con la misma “ola” de violencia que ha prevalecido en los últimos meses.
Es más, hubo casos tremendos como un supuesto secuestrador linchado en Maltrata por grupos de autodefensas, un joven asesinado y descuartizado en Fortín de las Flores y otras cuatro personas despedazadas y arrojadas dentro de bolsas de plástico cerca de un parque en El Sumidero, del municipio de Ixtaczoquitlán. Ahí mismo, en Ixtaczoquitlán ayer un grupo armado disparó contra una familia en el poblado Cuautlapan, hiriendo a cinco de sus integrantes.
Los dos últimos casos, pero especialmente los descuartizados de El Sumidero, son sintomáticos porque en Ixtaczoquitlán hace quince días, el 24 de junio, se realizó la Mesa de Seguridad y Justicia en la que participaron empresarios, funcionarios estatales, encabezados por el gobernante en turno, Cuitláhuac García, representantes de las fuerzas militares y el fiscal general de la entidad, bajo la convocatoria de la Secretaría de Seguridad Pública y Protección Ciudadana del Gobierno Federal.
Dicho encuentro, celebrado en las instalaciones de una empresa acerera, se efectuó precisamente para atender la crisis de seguridad que registra la zona Centro y en especial los municipios del corredor fabril. Pues bien, a quince días de anunciar diversas acciones que incluyeron la llegada de la GN y acciones locales de parte de la Secretaría de Seguridad Pública estatal, la incidencia criminal sigue imbatible.
Los cuerpos mutilados arrojados en la vía pública de Ixtaczoquitlán son una burla y un desafío a todas las estrategias anunciadas para aliviar la violencia en esa región. ¿Qué pueden esperar entonces los atribulados habitantes? Ese es el meollo, aun con la presencia de la GN que se prometió como la panacea para amainar la violencia los hechos indican que nada ha cambiado.
El caso no es menor porque pareciera que los grupos delictivos están enseñoreados y sin inmutarse pese a la llegada de los guardistas ni todas las acciones anunciadas a nivel estatal. Se está repitiendo lo mismo que en anteriores sexenios cuando se anunciaban pomposos operativos y blindajes policíacos, pero los criminales continuaban sembrando el terror.
En resumen, la socorrida Guardia Nacional en su primera semana en la región centro no ha dado resultados. Y como ya se ha dicho, no los dará si no hay una coordinación eficaz con las corporaciones estatales y municipales. Sin la existencia de trabajo de inteligencia en la zona y la labor de policías estatales y municipales que conocen el terreno, no se podrá detener el baño de sangre. Así de simple.
CONCEJALES REPUDIADOS
El entuerto en Mixtla de Altamirano continúa. Los seis concejales que nombró el Congreso estatal para sustituir al Ayuntamiento que fue disuelto el martes pasado fueron repudiados por los lugareños que bloquearon el acceso al palacio municipal para impedir que accedieran al mismo. No los quieren porque los ven como una imposición que contraviene la voluntad popular.
Es decir, el Concejo Municipal encabezado por Crispín Hernández Sánchez no fue electo en las urnas y por ende no tiene el respaldo popular. Los mixtlecos califican de espurios a esos concejales, algo que en un contexto como el que actualmente tiene el municipio conlleva al enfrentamiento en lugar de serenar los ánimos y recomponer el gobierno local.
Lo preocupante es que el objetivo de nombrar un Concejo que sustituya a los ediles electos constitucionalmente es, precisamente, reestablecer el orden jurídico, y en caso como el argumentado en Mixtla de Altamirano, recuperar el orden y la paz públicos que se perdieron.
Sin embargo, el inicio de los concejales está muy alejado de eso y la toma del Palacio Municipal por parte de los lugareños para repudiarlos indica que no van a servir para reestablecer la armonía entre gobernantes y gobernados ni mucho menos a resolver el contexto de inseguridad y violencia que no es consecuencia de las acciones de los ediles destituidos sino de la situación que priva en toda la sierra y en todo el Estado.
No encaja el argumento que se dio en la Legislatura para disolver el ayuntamiento responsabilizando a la ahora exalcaldesa, al exsíndico y a la exregidora de la tarea que le corresponde al Gobierno estatal a través de la Secretaría de Seguridad Pública. Y como ya se dijo antes, si en Mixtla de Altamirano se esgrimió tal razonamiento para disolver el Cabildo, ¿cuántos otros ayuntamientos deberán desaparecer por la “ola” de violencia que registran sus municipios?
Ahora, ante la movilización de repudio al Concejo Municipal nombrado por la legislatura, las preguntas del momento generan expectativa y sobre todo preocupación: ¿ante el bloqueo de las instalaciones municipales y el impedimento para que los concejales comiencen a ejercer sus funciones se enviará la fuerza pública para desalojar a los inconformes?, ¿se optará por la represión del movimiento de rechazo a los concejales o se permitirá que el gobierno local siga acéfalo?
Para completar el episodio, ayer el presidente de la Junta de Coordinación Política en el congreso local, Javier Gómez Cazarían con su tacto de elefante que le caracteriza pidió enviar la fuerza pública para liberar el Palacio Municipal. La falta de oficio político pierde a este señor que en lugar de mediar y distender los ánimos le arroja gasolina al fuego.