El Parlamento de Japón reeligió el lunes a Shigeru Ishiba como Primer Ministro, a pesar de enfrentar una dura derrota electoral que dejó a su coalición gobernante sin mayoría en la cámara baja por primera vez en más de una década. La derrota, sufrida el 27 de octubre, se debió a la indignación generalizada de los votantes por la mala conducta financiera de su partido y su tibia respuesta ante diversas infracciones.
En una votación histórica celebrada este lunes, Ishiba superó al líder opositor Yoshihiko Noda por 221 votos contra 160, en la primera segunda vuelta parlamentaria en 30 años. A pesar de los desafíos, Ishiba decidió mantener la calma y formar su segundo gabinete en menos de un mes desde su asunción al cargo.
Ishiba retuvo a figuras clave de su gobierno anterior, como el Ministro de Asuntos Exteriores, Takeshi Iwaya, y el Ministro de Defensa, Gen Nakatani. Sin embargo, hubo cambios debido a la pérdida de escaños por parte de algunos miembros de su coalición tras las elecciones. A pesar de este revés, el líder japonés afirmó que no dimitirá y se mostró dispuesto a colaborar con socios de la oposición para asegurar la estabilidad política en el país.
Entre esos nuevos aliados potenciales se encuentra el Partido Democrático para el Pueblo, que experimentó un notable crecimiento en los comicios, con un aumento significativo en sus escaños bajo el liderazgo de Yuichiro Tamaki. Sin embargo, las relaciones con Tamaki no están garantizadas, ya que el líder de este grupo conservador se mostró reacio a formar una coalición formal, prefiriendo apoyar a Ishiba en medidas específicas mientras mantiene la independencia de su partido.
La situación política se complica aún más con los próximos viajes internacionales de Ishiba. El gobierno japonés se prepara para participar en las cumbres del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico y del Grupo de los 20, donde se espera que el Primer Ministro también se reúna con el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump.
El panorama para Ishiba es incierto, ya que necesitará no solo recuperar la confianza de los votantes, sino también asegurar el apoyo suficiente en el Parlamento para aprobar leyes clave, incluido el presupuesto. Los expertos advierten que los próximos meses serán cruciales para determinar el rumbo político de Japón.