La Fiscalía General de la República (FGR) ha abierto una investigación en torno al delito de daño a monumentos arqueológicos tras la extracción de una pintura rupestre de La Cueva Pinta, ubicada en la Sierra de Australia, Coahuila, al norte de México. El hecho ha sido denunciado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), que detectó daños irreparables a este invaluable sitio arqueológico.
En una inspección realizada por personal del INAH, se constató que la extracción de una figura pintada, específicamente una representación de una mano, dejó una huella irreversible en la pared de la cueva. Además, se encontró evidencia de un intento de sustraer otras dos figuras, utilizando presuntamente una sierra eléctrica, lo que provocó el corte de la pared para retirar la placa con la pintura.
El daño a La Cueva Pinta es de tal magnitud que se estima que las pinturas rupestres presentes en el sitio datan de entre 500 y 5,000 años. La extracción de la figura de la mano ha afectado un panel de cinco metros de ancho por tres metros de altura, compuesto por más de 150 representaciones pictóricas en colores rojo, amarillo, blanco, negro y naranja. Este ataque al patrimonio cultural de la nación no solo pone en peligro su conservación, sino también su valor histórico y cultural, con consecuencias irreversibles.
La FGR, a través del Ministerio Público Federal (MPF), ha solicitado la intervención de servicios periciales especializados, como fotografía forense, criminalística de campo y antropología forense. La Policía Federal Ministerial también se encuentra realizando investigaciones de campo para dar con los responsables de este daño irreversible.
El arqueólogo perito Yuri de la Rosa, quien estuvo presente en la inspección, calificó este ataque como una “grave afectación al patrimonio arqueológico nacional”, enfatizando que el daño causado a La Cueva Pinta es irreversible en términos de conservación, historia y cultura.
Este triste suceso subraya la urgente necesidad de proteger los tesoros arqueológicos del país, que no solo son testigos de la historia de México, sino de la humanidad misma.
