Diariamente todos nos exponemos a situaciones que ponen a prueba nuestra paciencia. Habrá quienes se autodefinan como tolerantes, pero sólo hasta que alguna circunstancia extrema los orilla, sino a cambiar de parecer, a reconocer que su umbral de tolerancia no era tan amplio como pensaban. Y hablamos de situaciones cotidianas, pero sucede lo mismo con temas de interés público.
Seguramente, querido lector, tendrá una opinión con respecto a un asunto como el de las autodefensas que han aparecido en Michoacán y Guerrero; el tema hoy por coyuntura. De igual forma, habrá tomado una postura con respecto a la iniciativa de legalización del uso de la mariguana que se presentó en el Distrito Federal hace unas semanas para su discusión en la ALDF y el Congreso de la Unión. O sobre el aborto antes de las primeras 12 semanas de gestación, el matrimonio entre personas del mismo sexo y la posibilidad de formar una familia y adoptar o la eutanasia.
Todos, temas complicados para su discusión. Fue igualmente complicado llevarlos a los congresos que los hicieron legales. Mucho se dijo, incluso en este espacio, cuando hace unos días hablábamos de la aparición de las primeras consecuencias del reconocimiento que se les dio a los grupos de autodefensas. Lo mismo comienza a ocurrir cuando vemos que en estados de la República considerados “conservadores” han comenzado a adecuarse a esta nueva realidad: hace un par de días reportamos en la Segunda Emisión de Cadenatres Noticias sobre la realización del primer matrimonio entre personas del mismo sexo en Guanajuato; gracias a un amparo federal que lograron obtener, y tomando en cuenta el antecedente de un caso parecido en Michoacán ocurrido también hace unos días.
Ayer, el Gabinete de Comunicación Estratégica dio a conocer los resultados de un estudio de opinión que llamó “La (in)tolerancia social en México 2014”, en la que se recopiló la opinión de más de 25 mil hogares de 45 ciudades del país con respecto a estos temas considerados issues, álgidos, polémicos y que asustan cada que alguien lo saca hasta en una pequeña sobremesa. Los resultados dieron al final este mapa que hemos llamado “intolerómetro”:
Legalización de la mariguana: las ciudades menos intolerantes al tema son el Distrito Federal, Puebla, la zona metropolitana de Monterrey y la de Guadalajara. Las más intolerantes: León, Ciudad Juárez y Tijuana.
Matrimonio entre personas del mismo sexo: las ciudades más tolerantes, evidentemente, el Distrito Federal a la cabeza, junto con Tijuana, Ciudad Juárez y Puebla. Las más intolerantes: León, la zona metropolitana de Guadalajara y la zona metropolitana de Monterrey.
Adopción por parte de parejas del mismo sexo: las más tolerantes, de nuevo el Distrito Federal, Tijuana y Ciudad Juárez. La menos dispuesta a hablar del tema: la zona metropolitana de Guadalajara.
Aborto antes de las 12 semanas de gestación: el territorio más tolerante —oh, sorpresa (sic)— el Distrito Federal. Ya dentro del rango de intolerancia que marca el análisis va, de menos a más: Puebla, Ciudad Juárez, Tijuana, Guadalajara y Monterrey y, finalmente, León.
Eutanasia activa: de nuevo el Distrito Federal como de los menos intolerantes, luego Puebla. Los más, fueron Tijuana, León, Ciudad Juárez, Monterrey y Guadalajara.
Y, finalmente, con respecto al tema de las autodefensas fueron justo en estados con presencia de estos grupos. Ciudades como Chilpancingo y Acapulco, quienes generaron más opiniones positivas sobre la idea de que los ciudadanos puedan defenderse con sus propias armas. Las más intolerantes a esto fueron ciudades como Mérida, Culiacán, Hermosillo, Querétaro y Los Mochis.
Estos resultados presentados por el equipo que lidera Liébano Sáenz son opiniones, posturas propias de una sociedad que poco a poco se ha tenido que adecuar a su realidad. Aunque, más que opiniones, son herramientas útiles cuando se habla de nuevas legislaciones, de cómo las que ya existen han tenido efectos positivos o negativos en los lugares donde se han implementado. Es decir, son muestras que dan pautas para que en un futuro todo lo que debe discutirse tenga un sustento para cualquiera que sea la postura. Para eso sirven estos estudios no para legislar según mayorías, sino para entender los porqués, los cómo y las mejores vías para que todos tengamos un lugar.
Addendum. Expreso mi más profundo reconocimiento al trabajo periodístico de tantos años de Pablo Hiriart y Fernando Escalante. Desde aquí, un gran abrazo a ambos.