IXTACZOQUITLÁN.- “La familia es el santuario del amor, por ello se debe trabajar desde su interior para fomentar entre los jóvenes valores de unidad y alejarlos de acciones negativas”, manifestó el obispo de la Diócesis, Eduardo Cervantes Merino.
En rueda de prensa, dijo que Dios llama por su misericordia y que actualmente los niños crecen con muchos estímulos que les hacen pensar en cuestiones efímeras y pasajeras.
Añadió que ya no le dan el valor que deberían a lo que los rodea, por ello es que se necesita hacer un doble esfuerzo.
Comentó que este tipo de acciones que se crean en la infancia forman un esquema mental que no permite que se desarrollen como deberían, lo que constituye una amenaza que en el futuro se tenga una sociedad individualista y materializada.
Por ello se les debe educar para que entiendan que las acciones que realizan en el presente pueden llegar a trascender, que lo que hagan represente algo grande e importante.
Puntualizó que la sociedad evoluciona, pero que son las personas quienes se deben asegurar de que sea de manera positiva para toda la población, que puedan ayudarse unos con otros y aprender para dar lo mejor como personas y para la familia, que es lo más importante.
