Orizaba.- La inseguridad o realidad que se registra en la región está rebasando la estructura, por lo que el Gobierno del Estado no puede centralizar todo el apoyo en Orizaba con la entrega de cámaras de vigilancia, cuando hay municipios a su alrededor que están sufriendo más violencia, opinó el vocero de la Diócesis de esta provincia, Helkyn Enríquez Báez.
“No debemos de centralizar sólo en las cabeceras de las metrópolis, porque en algunas ocasiones y como ahora sucede en nuestra zona, hay otros en donde inclusive se está presentando más violencia y en donde también se pueden establecer necesidades de prevención y de solidaridad entre municipios, así como se solidarizan en el entorno económico como metrópolis para establecer el desarrollo de la infraestructura”, consideró.
Mencionó que de manera prudencial las familias se resguardan por las noches, pues algunos sitios que antes eran muy concurridos, ahora se ven vacíos y con ello manifestó que hay una preocupación constante, porque “sabemos que en algunas regiones se agudiza más que en otras, pero de todos modos muchas familias están preocupadas porque a veces a la primera luz del día hay actos de violencia que inquieta a nuestras comunidades”.
Destacó que estas situaciones se detectan en zonas más urbanas y a pesar de que en Orizaba se está trabajando con operativos permanentes con 175 cámaras de videovigilancia, “nuestra Diócesis abarca más”.
“Y por eso es la preocupación que se tiene, si se deben privilegiar algunas acciones de prevención; yo veo que hay colonias en las que ya se están organizando con vecino vigilante”, esto por iniciativa propia de los habitantes y que a pesar de que tienen sus límites es una forma de contribuir con la autoridad.
Además, dijo que se lamenta el sufrimiento por el que atraviesan las personas que integran el Colectivo de Búsqueda de Familiares Desaparecidos, pues varios de ellos pertenecen a las comunidades religiosas, por lo que se solidariza con su dolor.
Indicó que a través de la Pastoral Social se coordinan los trabajos para brindar solidaridad hacia quienes tienen el dolor de no saber qué ha pasado con su hijo, hija, esposo o esposa, pues “sufren al ignorar dónde está o dónde se encuentra su familiar y se han organizado en su búsqueda, y sin duda es una acción comprensible a lo mejor ante la falta de respuesta que en otros lugares no encuentran”.
