Por: Andrés Timoteo / columnista
INOCENTONES
“Inocente palomita que te dejaste engañar”, será la frase burlona más repetida hoy Día de los Santos Inocentes en el calendario cristiano. Como se sabe, la masacre de niños que ordenó Herodes El Grande en Judea a fin de deshacerse de Jesús derivó, a dos mil años de distancia, en una fecha de vaciladas para los despistados y confiados.
Algunos caerán con las noticias falsas que siempre se han difundido con picardía -a las que ahora les llaman ‘Fake News’- y otros con la broma del fajo de billetes encontrado en el suelo, y nunca faltan los ilusos que caigan en la trampa inocua que no provoca daño sino risas. Sin embargo, en este año hay una sensación particular en el ambiente social y político porque toda la nación corre el riesgo de convertirse en víctima de una gigantesca broma.
Treinta millones de mexicanos votaron el pasado primero de julio por un cambio de régimen en el que se pondría fin a las prácticas del pasado, especialmente a la corrupción, y se pacificaría al país. También 1 millón 665 mil veracruzanos lo hicieron en ese mismo afán. Pero a casi un mes de comenzadas las nuevas administraciones, muchos están en la incertidumbre y otros hasta al borde del arrepentimiento porque las señales apuntan a que lo prometido podría terminar en una ‘inocentada’.
Los mexicanos -y veracruzanos- serían las víctimas de esa majestuosa jarana si los gobernantes que pregonan hacer la “Cuarta Transformación” incumplen el compromiso. ¿Cuál es el antídoto para no ser víctima del engaño? La democracia participativa que significa la intervención de todos para fiscalizar, evaluar y calificar -castigar o premiar- a los nuevos funcionarios a fin de que hagan las cosas que anunciaron.
Por supuesto, obligarlos a que corrijan si toman decisiones equivocadas y a que rindan cuentas sobre la encomienda que recibieron. Para ello es necesario dejar el fanatismo hacia los caudillos y asumirse como ciudadanos inteligentes y responsables en la vigilancia de las autoridades. De no hacerlo y tolerar que todo termine en una mascarada, se tendrá que alterar el calendario para trasladar la fecha del Día de los Inocentes al primero de julio, dejándolo de celebrar cada 28 de diciembre. ¿No creen?
LOS DE ARRIBA Y LOS DE ABAJO
Por el momento habrá que esperar para poder evaluar con hechos concretados. Mientras eso sucede y a pesar de las señales preocupantes que se han emitido, también hay que destacar decisiones positivas en el gobierno que encabeza Andrés Manuel López Obrador, como la anunciada ayer para combatir la corrupción en Petróleos Mexicanos (Pemex) y disponer del aparato estatal para ir contra el “huachicoleo”.
El robo de combustible por medio de la perforación de ductos de la paraestatal es un negocio a la nación -es decir a todos los mexicanos- le genera pérdidas financieras por 60 mil millones de pesos anuales -más o menos lo que se robó Javier Duarte en los seis años para dar un parámetro de comparación-, pero ese negocio para la mafia no sería posible sin la complicidad de funcionarios gubernamentales, dentro y fuera de Pemex.
Es más, el presidente López Obrador reveló que la Procuraduría General de la República (PGR) investiga a tres altos exfuncionarios de la paraestatal por estar involucrados directamente en ese delito, el cual también era del conocimiento de los últimos directores que han pasado por la empresa.
De acuerdo con el plan, se combatirá el “huachicoleo de arriba y de abajo”, es decir, desde lo que hacen la maniobra física de romper los ductos y extraer el combustible hasta quienes lo permiten desde el gobierno y los que se benefician en la iniciativa privada. No hay que olvidar que para que el negocio sea rentable, el carburante debe tener un mercado estable que son las gasolineras cómplices de los chupaductos.
Pero el asunto va más arriba pues además de los altos funcionarios en los últimos sexenios, hay gobernadores, presidentes municipales, corporaciones policíacas y trabajadores de Pemex – no hay que olvidar que al vetusto dirigente del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM), Carlos Romero Deschamps le apodan “el huachicolero mayor” – que están coludidos con los grupos delictivos que se roban el combustible. A todos ellos se les debe poner un alto y castigar.
No es un secreto que el hurto de combustible, principalmente gasolinas, se ha convertido en uno de los delitos más enquistados en el País, especialmente en el sureste, y las bandas dedicadas al “huachicoleo” han convertido a zonas enteras en ‘tierra de nadie’ e imparten violencia para someter a las autoridades locales y a la población misma.
Veracruz es, claro, tierra de ‘huachicoleros’, se ubica entre los cinco estados del país con mayor incidencia de ese delito y tiene municipios en la zona sur y centro -Amatlán de los Reyes, Tezonapa, Omealca, Yanga, Cuichapa y el corredor fabril hasta Acultzingo- donde el enfrentamiento entre bandas por los ductos, las ‘ejecuciones’ de familias enteras, las explosiones por la perforación clandestina de ductos y la contaminación por el derrame del combustible son algo cotidiano con saldos funestos.
También es cierto que, en esa crisis de valores, la gente se ha dejado seducir por dicha práctica delictiva que arroja ganancias prontas. De ahí la importancia del plan anunciado por López Obrador para atacar toda la cadena delictiva, desde el que perfora el ducto hasta los que distribuyen y compran el combustible robado, porque de lo contrario sucederá lo mismo que con el trasiego de droga, solo agitará el avispero. Urge ir tras los ‘huachicoleros’ de abajo, pero también tras los de arriba.