De la Redacción
el buen tono
Atoyac.- El ayuntamiento de Atoyac enfrenta una crisis política y social, tras el despido masivo de empleados municipales sin justificación, una medida que pone en evidencia la grave falta de capacidad administrativa del alcalde.
Estos despidos, lejos de ser una estrategia eficiente para optimizar recursos, parecen ser un intento desesperado por encubrir una inminente crisis financiera: la incapacidad del gobierno local para saldar sus deudas con proveedores al cierre del año.
Esta situación exhibe una pésima planeación presupuestal, pero también una preocupante falta de sensibilidad hacia los trabajadores, quienes ahora enfrentan el desempleo en medio de un contexto económico adverso.
Los despidos no fueron anunciados ni justificados formalmente, lo que deja claro que el ayuntamiento carece de un plan claro para resolver el problema, sino que opta por soluciones improvisadas que afectan directamente a las familias atoyaquenses.
Además, surgen serias preguntas sobre el destino de los recursos municipales. Si el presupuesto no alcanza para cumplir con las obligaciones básicas, ¿en qué se ha gastado el dinero? ¿Dónde están las auditorías y los informes de transparencia que expliquen esta crisis?
La opacidad del gobierno municipal generó desconfianza, pero también sugiere un manejo irresponsable, o peor, corrupto, de las finanzas públicas.
Mientras el alcalde intenta deshacerse de los trabajadores, los proveedores siguen esperando sus pagos y los ciudadanos ven cómo los servicios municipales se deterioran. Este panorama es un claro recordatorio de cómo una mala gestión puede llevar a un municipio al borde del colapso, afectando a todos menos a quienes ocupan los cargos de poder.