Un reciente informe de la Agencia de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF) ha arrojado luz sobre una alarmante realidad: más de 68 mil armas de fuego traficadas en Estados Unidos entre 2017 y 2021 provinieron de vendedores sin licencia. Representando el 54% del total, estas armas han jugado un papel crucial en 368 tiroteos, complicando las investigaciones al no existir registros obligatorios de venta que permitan rastrear su origen.
Steve Dettelbach, director de la ATF, destacó que la falta de regulación en la venta de estas armas hace extremadamente difícil seguir su rastro hasta los compradores originales. El estudio, el primero en su tipo en más de dos décadas, fue realizado por instrucción del secretario de Justicia, Merrick Garland, analizando más de 9,700 casos cerrados de tráfico de armas.
Los hallazgos son escalofriantes: casi el 60% de los traficantes de armas identificados en las investigaciones eran convictos de delitos graves. Además, las armas traficadas se vincularon con más de 260 homicidios y 220 intentos de homicidio, representando casi el 25% de los casos estudiados.
Dettelbach enfatizó la conexión directa entre el tráfico ilegal de armas y la violencia, señalando la responsabilidad de los traficantes en la cadena de crímenes cometidos. El reporte también mencionó que, en promedio, los compradores de vendedores sin licencia adquirieron 20 armas cada uno, mostrando una tendencia preocupante hacia la acumulación de armamento.
En respuesta a esta situación, el Gobierno federal propuso nuevas regulaciones para exigir permisos y revisiones de antecedentes a más vendedores, aunque esta medida ha enfrentado críticas de grupos pro-armas. Este informe resalta la necesidad urgente de abordar las brechas en la regulación del tráfico de armas y sus profundas implicaciones en la seguridad pública.