Este jueves, a los 92 años, India perdió a una de sus figuras más destacadas: el ex primer ministro Manmohan Singh, quien falleció a causa de complicaciones relacionadas con la edad en el hospital AIIMS de Nueva Delhi. Su partida ha logrado lo que pocos pueden en este vasto y diverso país: unir a los diferentes sectores de la política india, lo que subraya el impacto que tuvo durante su vida, especialmente en el campo del desarrollo económico de la nación.
Singh, quien asumió el cargo de primer ministro en 2004, no lo hizo a través de las elecciones, sino por la decisión de Sonia Gandhi, líder del Partido del Congreso (INC), quien le cedió la posición. A pesar de no haber competido en los comicios, Singh contaba con un sólido respaldo, tanto por su experiencia como líder de la oposición como por su destacado trabajo en el Ministerio de Finanzas, donde implementó reformas clave que transformaron la economía india.
Nacido en 1932 en la región de Punjab (actual Pakistán), Singh se convirtió en el primer miembro de la comunidad sij en ocupar el puesto de jefe de Gobierno. Durante su primer mandato, entre 2004 y 2009, la India experimentó un notable crecimiento económico, con un promedio del 8,5%, y adoptó leyes clave como la Ley de Derecho a la Información, que permitió a los ciudadanos acceder a datos del gobierno. Además, su firma del acuerdo nuclear con Estados Unidos en 2008 fue un hito en la política internacional de la India, aunque también generó tensiones políticas internas.
Sin embargo, su segundo mandato (2009-2014) estuvo marcado por una desaceleración económica y una serie de escándalos de corrupción que afectaron su imagen y la de su gobierno. A pesar de sus esfuerzos por mitigar la crisis, Singh no logró evitar la derrota en las elecciones de 2014, donde el Partido Bharatiya Janata (BJP) de Narendra Modi, líder nacionalista hindú, logró una victoria arrolladora.
Manmohan Singh será recordado, sobre todo, por su brillante gestión como ministro de Finanzas entre 1991 y 1996, cuando, bajo el liderazgo del entonces primer ministro Narasimha Rao, introdujo una serie de reformas económicas que modernizaron la India y le dieron un impulso a su economía, ayudando a posicionar al país como una de las economías emergentes más importantes del mundo.
A lo largo de su vida, Singh fue conocido por su carácter tranquilo y su vestimenta tradicional, siempre con su distintivo turbante azul. Pese a su fragilidad de salud, que lo llevó a someterse a una cirugía de corazón en 2009, Singh se mantuvo como una figura respetada tanto por aliados como por adversarios políticos.
El gobierno de la India ha declarado siete días de luto nacional por su muerte, y se le rendirá un funeral de Estado con todos los honores. Manmohan Singh deja un legado profundo en la política y economía india, y su impacto perdurará en la historia del país.