São Paulo, 23 de agosto – El sureste de Brasil enfrenta una crisis sin precedentes tras una serie de devastadores incendios forestales que llevaron a las autoridades a declarar la alerta máxima en treinta ciudades del estado de São Paulo. Los incendios, avivados por condiciones atmosféricas extremas, han interrumpido carreteras y causado una densa niebla que ha oscurecido la capital paulista.
Las altas temperaturas, que han superado los 35 °C, y la baja humedad, combinadas con una prolongada sequía, han creado el escenario perfecto para los incendios que azotan el noroeste del estado, hogar de 44 millones de personas. El gobernador Tarcísio de Freitas destacó en la red social X que “actualmente, tenemos 30 ciudades en alerta máxima por grandes incendios y estamos trabajando para controlar la situación y garantizar la seguridad de las personas”.
En medio del caos, dos trabajadores de una fábrica en Urupés, al norte del estado, perdieron la vida mientras luchaban contra las llamas. El avance de los incendios ha generado graves trastornos en el transporte, con una docena de vías principales paralizadas debido a la baja visibilidad ocasionada por el humo.
São Paulo, la mayor ciudad de Brasil, se encuentra cubierta por una densa niebla gris. El gobierno ha alertado que con las ráfagas de viento, el fuego puede expandirse rápidamente, mientras que el humo denso y tóxico perjudica tanto al medioambiente como a la salud humana, causando problemas respiratorios y desórdenes cardiovasculares.
La situación es particularmente crítica en São José do Rio Preto, una ciudad de 480,000 habitantes, donde se han registrado más de 335 focos de incendio en los últimos cuatro días. Las clases han sido suspendidas y las autoridades locales continúan luchando para controlar el avance de las llamas.
La crisis pone de relieve la urgente necesidad de medidas efectivas para enfrentar las condiciones extremas y proteger tanto a la población como al medioambiente.
