De la Redacción
El Buen Tono
Córdoba.- El ex aspirante a presidente municipal José Abella García no se prestó a la simulación de Morena y tuvo el valor de enfrentar el montaje burdo de Morena en el proceso interno por la candidatura a la presidencia municipal de Córdoba. Y lo hizo con pruebas en mano, con claridad en el discurso y con una convicción: desenmascarar la red de corrupción que se ha apoderado del partido, sobre todo en este municipio.
Mientras muchos guardaron silencio o se plegaron a las órdenes de la cúpula, Abella fue directo al Tribunal Electoral de Veracruz (TEV) para impugnar la designación del facturero del crimen organizado, Manuel Alonso Cerezo, quien –sin encuestas, sin legitimidad y con documentos irregulares– fue impuesto como candidato por un pequeño grupo que hoy secuestra a Morena en Córdoba.
El Comité Nacional de Morena respondió al reclamo con un argumento absurdo y ofensivo: dijeron que sólo se había registrado un aspirante y que por lo tanto no fue necesaria la encuesta. Además, los propios registros internos del partido evidencian que hubo al menos 30 aspirantes inscritos sólo en Córdoba, incluyendo al mismo Abella, quien recibió de Morena su constancia de inscripción al proceso interno de selección de candidaturas, con folio 6541. Es decir, mintieron para justificar un dedazo y encubrir el acuerdo político que desde hace meses se tejió entre operadores que nada tienen que ver con el movimiento social que dio origen a Morena y mucho menos con el pueblo de Córdoba, al cual además de mentirle descaradamente, le roban. Alonso Cerezo no sólo carece de trayectoria política. Está vinculado a empresas señaladas por operar factureras, como Transportes Trabal S.A. de C.V., beneficiada con contratos millonarios gracias a sus nexos con Luis Abella Alvarado, personaje también mencionado por lavado de dinero y uso de prestanombres. A esto se suma su historial como operador de intereses oscuros desde la iniciativa privada, al amparo de políticos que han hecho de Córdoba su caja chica.
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