Nogales.- Unos 60 habitantes de la colonia Paseo Nuevo impidieron el desalojo de la señora Rosa López Hernández, de 96 años, quien hace 36 le compró la propiedad donde vive a un familiar sin un documento a cambio.
Tras dos horas de diálogo, de las 10:00 a las 12:00 horas, los residentes unidos y aferrados en defender a la abuela, lograron que los abogados del Juzgado de Orizaba y elementos de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), cancelaran la diligencia que promovió la señora Verónica Bello López y se retiraran del lugar.
Entre discusiones de vecinos y familiares de la afectada, contra las autoridades que debían proceder al embargo, el argumento fue el desamparo de la señora de la tercera edad y la falta de conciencia para despojarla de su vivienda por no haber regularizado su predio como se debía.
Apostados afuera de la casa de la señora Rosa López, mientras ella permanecía en el interior, argumentaron que se trata de un abuso hecho con alevosía y ventaja de la persona que reclama la propiedad, cuyo juicio se inició hace año y medio ante los tribunales del Distrito de Orizaba.
Pese a que los ciudadanos solicitaron con anticipación la intervención de las autoridades municipales y del DIF, para proteger a la senecta, nadie se presentó, a fin de conocer el caso y otorgarle respaldo como la persona vulnerable que es.
La Asociación Civil Yoyolictzin, representada por Leticia López Guarneros, fue el único organismo que acudió al lugar del conflicto para intentar mediar la situación en protección de Rosa.
La propuesta que hicieron fue solicitar la renta del predio por tres meses, para que la afectada siguiera viviendo ahí, pero los familiares se negaron.
Al respecto, el señor Ángel Pacheco, un sobrino de la abuelita que se encarga de darle alimentos y cuidados, indicó que por la vía legal emprenderán la defensa, con la intención de evitar a toda costa que sea despojada de su terreno por el que pagó hace 37 años, la suma de 36 mil pesos.
Durante las dos horas de conflicto que no pasaron a mayores, la señora permaneció a puerta cerrada en su vivienda y sentada en una silla de madera junto a sus siete gatos y animales de traspatio. Lo único que manifestó es no quererse salir de su casa porque es de su propiedad desde hace 37 años.