Los príncipes sabios… no sólo deben preocuparse de los escándalos presentes, sino de los futuros, y tratar de evitarlos por todos los medios, porque si se prevén con antelación se pueden remediar fácilmente, pero si se espera a tenerlos encima, la medicina no llega a tiempo, puesto que la enfermedad se ha vuelto incurable”
Nicolás Maquiavelo
Este año se cumplieron cinco siglos que el multicitado Nicolás Maquiavelo escribió “El Príncipe”, libro que redactó en su condena al “ocio forzado”, y que se publicó hasta 1531; un autor clásico que en el lenguaje común, los políticos lo han interpretado equívocamente -porque no lo han leído- donde la aplicación y deformación del adjetivo “maquiavélico”, lo situaron como alguien que actúa en la vida privada y pública cercano a la “maldad” o en su defecto a alguien que engaña, que es hipócrita o actúa con astucia.
Un libro que empieza con la siguiente dedicatoria en latín: “Nicolaus Maclavellus/ad Magnificum Lavrentium Medicem”, cuyo significado en castellano es “Nicolás Maquiavelo al Magnífico Lorenzo de Medici”; un texto ancestral que va delineando cómo debe mantenerse en el poder, y que de entrada se lo dedicó a un hombre que estuvo en el poder; libro que por cierto donde se acuña por primera vez el concepto de “Estado”; y por supuesto de allí arranca la versión moderna del Estado; ya que en Francia y España en ese contexto se encaminaban a esa nueva fase de organización política: un soberano, una administración centralizada y la formación de un ejército bajo el mandato del monarca.
Una de las partes más importantes a lo largo del libro es mostrar la “nueva política” que él no pudo aplicar porque estaba expulsado del poder en 1512, además de las formas de acceso al poder, por supuesto su mantenimiento al mismo; donde las metáforas sobre el zorro y el león son básicas para la conducción del gobernante; o el rol de la virtú, la fortuna y la occasione en los políticos, conceptos que se alejan de la moral, porque para Maquiavelo el “hombre virtuoso” es el que va generando las condiciones para gobernar, las provoca y trata de construir un nuevo orden político; en el caso de la “oportunidad” es el momento de aprovechar la “fortuna”; la cual tampoco se refiere a la parte económica, sino la coyuntura o las condiciones propicias del entorno para acceder al poder político.
El 10 de diciembre de 1513 en un intenso intercambio epistolar con Francesco Vettori; Nicolás Maquiavelo le dice que de un sólo golpe terminó “El Príncipe”, y efectivamente sólo le bastaron cinco meses para escribirlo, por cierto la dedicatoria a Lorenzo d Medici es posterior, diciembre de 1515, porque el libro originalmente estaba dedicado al tío, Guiliano de Medici, pero fallece.
Nicolás Maquiavelo fue un asiduo lector de Polibio, de Aristóteles y por supuesto de los literatos de su época Dante Alighieri, y Francesco Petrarca que eran los representantes del renacimiento italiano. Quien escribe sobre la real politik, ésta desarrollada puntualmente en el Capítulo XV; en este apartado habla sobre la relación del príncipe con sus súbditos y amigos; de las cosas como son y serán y no como debían ser; particularmente de la condición y pasión humana y allí los hombres tienen las siguientes características: liberal, tacaño, avaro, generoso, rapaz, cruel, clemente, desleal, fiel, pusilánime, fiero, afeminado, valeroso, humano, soberbio, lascivo, casto, íntegro, astuto, rígido, flexible, ponderado, frívolo, devoto, e incrédulo; y sobre todo porque según Maquiavelo “la política para la generalidad es el reino de las apariencias, ya que todos ven lo que pareces, pero pocos palpan lo que eres”.
Debo recomendar a algunos autores de los cientos que han escrito sobre Maquiavelo, el primero es Maurizio Viroli, el mejor biógrafo del florentino, su libro es “La sonrisa de Maquiavelo”; otro ensayo, quizá el mejor es el de Sir Isaiah Berlín que se encuentra en su libro “Contra la corriente. Ensayos sobre historia de las ideas”, allí viene un apartado que se llama “La originalidad de Maquiavelo”, allí hace un recuento de las más de veinte teorías que han hecho los autores que han escrito sobre el florentino y cuya riqueza de ese escrito, es que va discutiendo con los diversos autores.
Maquiavelo separó a la vida privada de la pública, lo cual no significaba que no le importará la ética, o que estuviera divorciado de ella, puesto que fue un hombre religioso, dedicado a su familia y por ende defendía sus valores; indudablemente el libro de “El Príncipe” es una obra renacentista en toda la extensión de la palabra, a veces lo han confundido que es un libro científico de la política, ello por su realismo político, pero no es así, puesto que lo termina con una toma de posición sobre Italia y con un poema de su amigo Petrarca; lo que sí hay que decir es que hasta nuestros días Occidente, por utilizar un viejo lenguaje está en deuda con Nicolás Maquiavelo.
Finalmente, “El Príncipe” debe ser leído en su contexto italiano, y que en la actualidad sirva para comprender una parte de lo que es la condición humana en el ejercicio del poder…