AGENCIA
Nacional.- A una semana del asesinato del sacerdote indígena Marcelo Pérez Pérez en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, la Iglesia Católica en México ha condenado el hecho, señalando que la comunidad cristiana es blanco de violencia solo por defender su fe y abogar por la justicia. A través de su editorial Desde la Fe, la Iglesia expresó su preocupación ante la creciente inseguridad y cuestionó la inacción frente a la violencia que vive el país.
“¿Cuántos más como el padre Marcelo tendrán que sacrificar su vida por buscar la verdad, la justicia y predicar el Evangelio? ¿Cuántos luchadores sociales y defensores de migrantes más? ¿Cuántos sacerdotes y ciudadanos más deben ser asesinados para que se escuche su grito exigiendo justicia y paz?”, señala el editorial, en un llamado al gobierno para tomar acciones concretas.
Marcelo Pérez, de 50 años, era miembro de la etnia tsotsil y tenía medidas cautelares de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) debido a amenazas en su contra, presuntamente provenientes de grupos criminales. Fue asesinado tras oficiar una misa en el barrio de Cuxtitali, en San Cristóbal de las Casas, en medio de una región afectada por el crimen organizado y el tráfico de personas.
El asesinato del padre Marcelo refleja la violencia que persiste en Chiapas, una zona donde se intensifican las disputas entre grupos armados y el aumento de extorsiones, en especial contra comunidades vulnerables y defensores sociales, y donde líderes religiosos enfrentan riesgos al alzar la voz contra la injusticia.