Córdoba.- Ante la crucifixión de Jesús, ayer por la noche fieles católicos se reunieron para acompañar a la Virgen de Nuestra Señora de la Soledad en su luto. Los dolientes recorrieron las calles de esta ciudad de Córdoba en completo silencio.
La denominada Procesión del Silencio se ha convertido en un ícono de Córdoba por la gran cantidad de participantes y su significado. Acompañados por el obispo Eduardo Patiño Leal y la imagen de Nuestra Señora de la Soledad, el contingente integrado por hombres, mujeres y niños caminó sobre las calles que a su paso se oscurecían en señal de respeto por la muerte de un hijo. En completo silencio, ni siquiera el sonido de un rezo, sólo una veladora en mano marcó, como cada año, la Pasión de Cristo. La procesión finalizó en la Catedral de la Inmaculada, donde los asistentes acompañaron a la imagen de la Virgen de la Soledad para orar por su hijo.
La Procesión no sólo marca la Pasión de Cristo, sino un importante hecho para todos los cordobeses creyentes en la Virgen de Nuestra Señora de la Soledad. De acuerdo con la leyenda, su imagen fue tallada en el año de 1675. En aquel entonces existía un añoso cedro cerca de la cárcel pública, al momento de ser derribado, el tronco del árbol fue trasladado a la iglesia de la Villa, con el objeto de tallar unas imágenes de Santos.