De la Redacción
El Buen Tono
Región.- El deterioro de las carreteras federales de Veracruz es un triste reflejo de la corrupción que, bajo la administración de Manuel Huerta Ladrón de Guevara, condujo al desmoronamiento de la infraestructura vial del estado.
Hoy, convertido en senador por Morena, Huerta representa a un estado cuya economía, seguridad y calidad de vida están seriamente afectadas por las deplorables condiciones de sus carreteras, mismas que deberían haber sido reparadas con los 6 mil 500 millones de pesos que devolvió cuando era delegado de los programas de Bienestar.
Ese presupuesto, otorgado a Veracruz para reparar y mantener las vías federales, fue devuelto por Huerta a la administración federal en lugar de ser utilizado para su propósito, a fin de asegurar fondos para programas ‘compra-conciencias’ como Sembrando Vida y Jóvenes Construyendo el Futuro.
Huerta optó por sacrificar el bienestar directo de los veracruzanos y dejarlos enfrentando caminos en ruinas, mientras millones de pesos, que pudieron resolver un problema urgente, se redirigieron para mantener programas de dudosa efectividad.
El silencio de las cámaras empresariales y de los alcaldes, es parte de una cadena de complicidad preocupante, pues en lugar de alzar la voz y exigir la rendición de cuentas, optaron por callar, dejando que la infraestructura de sus propias comunidades se desplomara.
Empresarios y autoridades locales, que deberían haber puesto los intereses de sus ciudadanos en primer plano, optaron por una pasividad que los convierte en cómplices del deterioro.
Para los ciudadanos veracruzanos, la situación es una pesadilla diaria: enfrentan caminos peligrosos, pérdidas económicas y una falta de seguridad que se agrava con cada kilómetro de asfalto abandonado.
Mientras tanto, Huerta sigue ocupando una curul en el Senado, representando a los mismos ciudadanos a los que dio la espalda.