No conformes con la gasolina y el diesel que le sustraen a Petróleos Mexicanos (Pemex), los huachicoleros hicieron del robo de gas licuado de petróleo (LP) otra fuente de ingresos.
A través de perforaciones ilegales en la red de ductos, el crimen organizado está intensificando este delito y domina siete estados de País, su centro de operaciones, fundamentalmente el Estado de México y Puebla.
Además de esos estados, Querétaro, Hidalgo, Guanajuato, Veracruz y Tlaxcala padecen este flagelo, de acuerdo con datos de la Dirección Jurídica y la Subdirección de Salvaguarda Estratégica de Pemex.
Información proporcionada a través de la Plataforma de Transparencia con fecha del 1 de agosto de este año, indica que entre 2012 y 2017 aumentó el número de tomas clandestinas para extraer este carburante en 133 por ciento.
En 2012, el crimen organizado extendió sus tentáculos en ocho entidades, realizando 71 tomas clandestinas para extraer gas LP: 38 fueron ejecutadas en el Estado de México, 11 en Hidalgo, ocho en Jalisco, cuatro en Querétaro, cuatro en Veracruz, tres en Puebla, dos en Guanajuato y una en Tabasco.