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‘Herederos del poder’: Alcaldes de Nuevo León entregan legado a sus hijos

Superiberia

AGENCIA

Monterrey.- El 1 de octubre, al renovarse las alcaldías en Nuevo León, varias de ellas quedarán en manos de familiares, lo que algunos analistas consideran una forma de “cacicazgo político”. Un ejemplo es Apodaca, donde César Garza Villarreal cederá la alcaldía a su hijo, César Garza Arredondo. En Cerralvo, Baltazar Martínez Montemayor se reelige, habiendo heredado el cargo a su hijo en 2015.

Otros casos incluyen a Hualahuises, donde Jesús Guillermo Aguilar González y su sobrino se han alternado el poder, y General Bravo, donde el panista Édgar Cantú Fernández dejó la alcaldía a su esposa, Patricia Cantú. Esta tendencia también se observa en municipios como Rayones, Iturbide, Parás, y General Treviño, donde esposos, hermanos y padres han pasado el poder entre sí.

Este fenómeno no es nuevo, con precedentes que se remontan a 1997 en Bustamante. Los analistas atribuyen la herencia política a la falta de candidatos en municipios pequeños y al arraigo de ciertas familias en el poder. Aunque legal, activistas como Liliana Flores Benavides critican esta práctica como un ejemplo de nepotismo político que puede conducir a la corrupción y la perpetuación de prácticas ilícitas en la administración pública.

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