En su discurso de declinación a contender por la dirigencia panista, y en clara alusión al dirigente actual, Gustavo Madero, Josefina Vázquez Mota declaró que existen riesgos de que la próxima elección sea definida por la estructura partidista y no por el voto de los panistas: “Como se ha estructurado el proceso existen prácticas contrarias al poder del voto del militante, que afectarán el resultado”. El rival de Madero, Ernesto Cordero denunció que “no existe piso parejo” en la elección, y el senador Javier Lozano ha demandado que se investigue a Madero por el “abusivo uso de recursos” a favor de su reelección…
Madero ha sido juez y parte en el proceso electoral, y tuvo buen tiempo para preparar desde la presidencia panista su reelección. La presunción de un monumental fraude junto al antagonismo ideológico entre maderistas y corderistas, explica la advertencia de la misma Vázquez Mota, que “la elección se ve amenazada por la exacerbación y la segmentación del partido por una lamentable radicalización de los intereses de grupo”. Es decir, anticipa un cochinero electoral, con enfrentamientos y fracturas, con el consiguiente descrédito e ilegitimidad.
Como si lo anterior fuera poco, el procurador general de la República, Jesús Murillo, informó que “las investigaciones a Oceanografía, por un fraude a Citigroup-Banamex, a través de Pemex, están tipificando el delito de lavado de dinero”. Y aun cuando Murillo aclaró que todavía “no hemos terminado el trabajo de fijación de responsabilidad”, sí ha trascendido que la actividad fraudulenta de Oceanografía (que fue una de las principales proveedoras de Pemex, y se le acusa de falsificar facturas, de trabajos mal realizados o inexistentes, sobornos, irregularidades en el pago de las cuotas al IMSS, etcétera) fue posible por la existencia de una red de funcionarios panistas y empresas, presuntamente encabezada por César Nava, quien fue abogado general de la paraestatal con Fox, secretario particular de Presidencia y dirigente nacional panista con Calderón, y que también ha sido relacionado con un quebranto por 311 millones de pesos contra Pemex.
En la red de empresas fraudulentas se encuentran casinos, cajas de ahorro, equipos de futbol, gasolineras… y entre los políticos panistas presuntamente involucrados están el diputado federal Juan Bueno, cuyos parientes se beneficiaron de contratos millonarios sin licitación pública; el senador Francisco Domínguez, quien aceptó haber recibido dinero de los hermanos Rodríguez Borgio (dueños de Grupo Gasolinero Mexicano, investigada por vender gasolina ordeñada) para su campaña…
La lista de políticos, funcionarios y empresarios es larga, así como múltiples las anomalías y corruptelas, pero no puede dejar de mencionarse a los hermanos Bribiesca, hijos de Marta Sahagún, quienes desde la presidencia de Fox fueron acusados de obtener de manera ilícita contratos de Pemex para Oceanografía, pero que fueron protegidos durante el gobierno de Felipe Calderón, pese a que en 2005, Manuel aceptó que su hermano Jorge Bribiesca gestionó contratos en Pemex para favorecer a dicha empresa. Imperó la corrupción y la impunidad al más alto nivel.
Será difícil cuantificar el daño que el affaire oceanográfico le hace al país (apenas se destapa la cloaca, y en EU ya se está investigando a Citigroup), aunque no será complicado determinar cómo le perjudicará al PAN, tanto en su contienda interna como electoralmente, sin que puedan culpar al gobierno o a sus rivales de su debacle.
Entretelones
El fantasma de Carlos Ahumada ronda nuevamente al PRD, justo cuando se avecina la guerra intestina. Otro harakiri en puerta.