En un contexto de creciente violencia y masacres perpetradas por bandas armadas en Haití, el Gobierno ha anunciado la implementación de un estado de emergencia a nivel nacional, que comenzará el próximo domingo 22 de diciembre y se extenderá hasta el 21 de enero de 2025. Esta decisión fue tomada por el Consejo de Ministros del país, con el objetivo de fortalecer las intervenciones de la Policía Nacional Haitiana y enfrentar la grave crisis de inseguridad, así como la crisis agrícola y alimentaria que afecta al pueblo haitiano.
La medida, que incluye un mes de duración, fue confirmada en una reunión presidida por Leslie Voltaire, presidente del Consejo de Transición Presidencial, y su primer ministro, Alix Didier Fils-Aimé. Durante esta sesión, también se creó el Consejo de Seguridad Nacional (CNS), cuyo propósito es coordinar y dar respuesta a los diferentes aspectos de la crisis de seguridad, en línea con el acuerdo de transición del 3 de abril de 2024, que busca una “transición pacífica y ordenada” en el país.
El Gobierno haitiano, a través de esta acción, reitera su determinación de restaurar la seguridad, asegurar el funcionamiento de las instituciones y sensibilizar a la población sobre los problemas nacionales. El Consejo Presidencial de Transición y el Gobierno de Fils-Aimé enfatizan su compromiso con la restauración de la dignidad nacional, a pesar del complejo panorama de violencia.
La decisión de declarar el estado de emergencia llega en un momento crítico. Este lunes, la violencia de las pandillas alcanzó un nuevo nivel de brutalidad cuando un grupo armado dirigido por el expolicía Jimmy Cherisier, alias “Barbacue”, atacó el Hospital Bernard Maevs, en la carretera que conduce al aeropuerto Toussaint Louverture. Los delincuentes lanzaron cócteles molotov contra el centro de salud, lo que fue condenado enérgicamente por el Gobierno haitiano. Este ataque ocurrió tras la muerte, el domingo anterior, de Kendy, alias Jeff Mafia, considerado el número dos de la banda criminal de Cherisier, durante un enfrentamiento con la policía.
La situación en la capital, Puerto Príncipe, es cada vez más preocupante, ya que se estima que las bandas controlan alrededor del 80 % del territorio de la ciudad, extendiendo ahora su dominio a la bahía. La población continúa siendo víctima de esta creciente ola de violencia que azota al país, mientras el Gobierno de Fils-Aimé promete hacer todo lo posible para restaurar el orden y la seguridad.