AGENCIA
Acapulco.- Un devastador huracán, categoría 5, impactó en Acapulco, donde se mezclan lujosos hoteles, ahora en ruinas, y barriadas populares que siguen incomunicadas. La tragedia ha dejado al menos 27 personas fallecidas y cuatro desaparecidas, sumiendo la ciudad en un estado de angustia, lodo, escombros y escenas surrealistas.
La magnitud del desastre ha desafiado a los operarios que luchan por restablecer la electricidad con los postes de luz enterrados bajo metros de barro y agua. Entre las escenas inusuales se encuentran personas caminando entre tiendas destruidas con pollos en las manos o cargando sillas de oficina con adornos navideños y papel higiénico. Turistas se hallan en hoteles con ventanas y paredes arrancadas por el huracán, sin saber qué hacer ni dónde conseguir comida.
A pesar de los esfuerzos de reapertura de las vías de comunicación y el envío de equipos de emergencia, la ayuda llega con lentitud. Dos días después del impacto del huracán “Otis”, la ciudad costera, que cuenta con un millón de habitantes y antaño fue conocida por su glamour playero, permanece sumida en el caos.
El gobierno federal ha anunciado la reapertura del aeropuerto de Acapulco para establecer un puente aéreo que permitirá la llegada de insumos y la salida de turistas. También se han habilitado puntos de partida para autobuses destinados tanto a turistas como a la población local.
Sin embargo, la tarea de reconstrucción se muestra desafiante, y la frustración con las autoridades es generalizada. A pesar del envío de 10 mil militares a la zona, no cuentan con las herramientas adecuadas para limpiar las calles obstruidas por toneladas de lodo y árboles caídos. Además, la mitad de los usuarios afectados por el apagón siguen sin electricidad, y el sistema de agua de la ciudad ha colapsado.
Las áreas más vulnerables se quejan de que nadie les presta atención, y los saqueos son generalizados. Los comercios, en su mayoría, han sufrido daños considerables, y la desesperación ha llevado a la población a tomar artículos de primera necesidad de las tiendas.
En medio de esta crisis, las redes sociales se han convertido en un punto de encuentro para los familiares que buscan a sus seres queridos. Grupos en WhatsApp, Telegram y Facebook se han multiplicado, compartiendo información sobre las personas desaparecidas y las condiciones en diferentes áreas de la ciudad.
A pesar del caos y la devastación, algunos residentes se mantienen optimistas y creen que esta tragedia obligará al gobierno a prestar una mayor atención a Acapulco y su reconstrucción. La preocupación general es que la ayuda y la atención se centren en la parte turística de la ciudad en lugar de atender las necesidades de toda la población afectada.
