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Graves violaciones a DH en prisiones de Nicaragua; urge atención médica para presos políticos

Superiberia

AGENCIA

Nicaragua.- Marcos Antonio Sánchez Hidalgo, preso político de 48 años, ha sufrido dos derrames cerebrales en menos de 15 días dentro del Sistema Penitenciario La Modelo en Nicaragua. El primero ocurrió el 24 de mayo y el segundo el 5 de junio. Actualmente, Sánchez Hidalgo apenas puede caminar y sufre de parálisis en su mano derecha. Pese a las súplicas de sus compañeros de prisión, las autoridades penitenciarias no han proporcionado la atención médica necesaria.

El Grupo de Secuestrados Políticos Unidos ha emitido un comunicado urgente denunciando que “se encuentra gravemente enfermo y su vida corre peligro”. Según el grupo, las autoridades solo han ofrecido atención limitada en la clínica del penal. Exigen atención médica especializada, recordando que es responsabilidad del penal velar por la vida y dignidad de los reclusos.

Familiares de los 141 presos políticos en Nicaragua, en un comunicado reciente, han expresado alarma sobre las condiciones de detención. “Nuestros presos están muriendo en las cárceles y nadie parece preocuparse por ellos”, denuncian. Entre los casos más graves está Marvin Vargas, con cáncer de próstata sin tratamiento adecuado, y Walter Balmaceda, quien necesita cirugía urgente. Ricardo Cortez Dávila ha quedado ciego tras años en aislamiento.

La Unidad de Defensa Jurídica (UDJ) ha logrado que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) otorgue medidas cautelares a nueve presos políticos. La CIDH advierte sobre la gravedad de las condiciones de detención y la falta de atención médica, indicando que los presos enfrentan riesgos de daño irreparable a su vida e integridad.

Los familiares denuncian el “olvido” en que se encuentran los presos políticos. Desde la liberación y destierro del obispo Rolando Álvarez a Roma en enero, las campañas internacionales por la liberación de otros presos han disminuido. El régimen ha seguido deteniendo críticos, sumando 140 detenciones arbitrarias, pero los nuevos presos son menos conocidos públicamente, lo que ha reducido la presión internacional.

La UDJ, en su último informe sobre patrones represivos, documenta condiciones insalubres en las celdas, aumento de plagas, agua contaminada y torturas psicológicas. Además, denuncian extorsiones a familiares con falsas promesas de liberación a cambio de dinero.

“Hacemos un llamado urgente a las organizaciones internacionales para que se unan a nuestro clamor por la libertad de los presos políticos en Nicaragua. No nos dejen solos; la enfermedad y el régimen carcelario están consumiendo a nuestros seres queridos”, claman los familiares. Exigen que no se ignore la difícil situación de los presos políticos tras la liberación de figuras prominentes.

Un familiar anónimo expresó: “Apenas salió monseñor Álvarez, nadie dice nada. Cuando el obispo estaba preso, había campañas en redes, pero ahora todo está callado. Las personas en Nicaragua no podemos hacer nada por miedo a ser arrestadas, pero afuera del país hay cientos de personas y nadie dice nada”.

La comunidad internacional y los defensores de derechos humanos deben intensificar sus esfuerzos para garantizar la liberación y el trato digno de los presos políticos en Nicaragua.

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