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GATOPARDO: MÉXICO AL TRAVÉS DE LOS SIGLOS

Superiberia

Aleluya Moreno Lorenses Oropesa
Columnista

Un paciente, asiduo, bien informado e interesado lector a la vez de agradecer los términos editoriales del Gatopardo comenta las dificultades para relacionar temas nacionales e internacionales favorables a la mejor comprensión del juego electoral y su decisión de participar, o no, el próximo primero de julio.
Preocupados por emitir opinión consistente, cierta y comprensible, durante 18 entregas vamos tejiendo un lenguaje de categorías amplias y criterios abiertos para razonar y aportar a la criticidad del período electoral 2018, marcado por expresiones personales, de grupo y Estado secuelas del proceso de aculturación cultivada durante medio milenio de opresión.
La Historia Patria dividida por tres parteaguas difusos, más otro próximo inmediato. Precedida de brigadas exploradoras desde el año de 1511 y combates frontales a partir de 1519, la conquista de Tenochtitlán registrada el 12 de agosto de 1521, destroza las relaciones de propiedad y sociales originarias estamentales del Imperio Azteca.
Derrotados, durante 300 años nos aplica el dominio feudal-­eclesial, tardío, retrógrada ya superado en Europa por la etapa de Acumulación Originaria del Capital. Desde entonces, siempre hemos llegado tarde al postre, quedándonos sólo con el papel de mozos dependientes limpia cochineros.
El desfase del régimen y la sociedad fue resultado de la cosmovisión colonial tramada por la voracidad expoliadora típica de implacables usurpadores deslumbrados por tanta riqueza; en el nombre de su Dios de muerte, fue lenta, confusa y complicada la formación de los cuadros y la división de clases requeridos por la nueva administración y vigilancia del territorio conquistado, a costas de sacrificar la cultura originaria, incluidos sectores sociales emergentes, como son campesinos, empleados, artesanos, profesionistas, comerciantes, así como pequeños y medianos empresarios.
La tendencia medioeval artesanal y la vocación de pequeños productores, es una constante que se refleja en la presencia actual de las numerosas PYMES, así como en la costumbre a revender y recomprar basura, productos chatarra y lo que sea, en mercados sobre ruedas.
Inicio del segundo período. Registrada a las once de la noche del 15 de septiembre de 1810, la gesta independiente encabezada por liberales nativos, mestizos y españoles, once años después clausura al estorboso dominio colonial del imperio español en un mundo capitalizado, golpeando las relaciones de propiedad de la Madre Patria y de la Santa Madre Iglesia.
Las leyes de Reforma de 1855/1861 son su colofón, y, puerta del desarrollo capitalista, aun por definirse a favor de los Estados Unidos, o de Europa.
Tercer período. Cincuenta años después, de 1910 a 1917, en medio de contradicciones propias del choque de remanentes medioevales contra representantes de las relaciones capitalistas de mercado libre favorables al capital europeo, se imponen los intereses del ascendente Sistema Internacional Capitalista.
El Imperialismo de facto desplaza del poder de Estado a los capitalistas locales, o nacionalistas, subordinándonos al dominio absoluto de los monopolios norteamericanos, hasta 1968, cuando el sojuzgamiento implícito mella a la sociedad.
El ascenso de Luis Echeverría al poder gubernamental, con su política económica mixta, signa el ingreso de la nación a medio siglo de penoso tránsito neoliberal faccioso, -­a eso a lo que renombra como “mafia” del poder, ya sabes quién-­ favorecedor de la enorme riqueza de la minoría a costillas de las miserias y explotación del conjunto de la sociedad, coronado legalmente con las reformas Constitucionales del 2013-­2017, y, el proceso electoral del 2018.
Sócrates: -­dime con quién andas y te diré quién eres. Durante los cinco siglos pasados las efemérides patrias confunden sucesos resultado de contradicciones inter-­burguesas secundarias con antagonismos entre capital y trabajo, ocultando controversias irreconciliables bajo el pesado cobijo de la cooptación y represión, secuela de la alta concentración del capital y del poder en unos cuántos- mientras, la cuota de sangre es pagada por la represión y muerte de vanguardias revolucionarias y de las levantadas masas populares, obreras y campesinas.
La implacable opresión deja huella en el modo de ser idiosincrático, fragmentado, sin identidad del pueblo mexicano. Con unidad nacional ficta estructurada por instituciones y partidos arreglados, ni querencias espontáneas por el paraje, la oligarquía nucleada por el triunfante capital financiero no reconoce más frontera que los porcentajes de inversión de cada socio en cada gran negocio.
Entre la burguesía sin ligas oligopólicas y la pequeña burguesía, la identidad de clase condicionada por sus ingresos, dura la víspera. Sus expectativas de crecimiento penden del precio del dólar y de relaciones extra económicas, como si fueran conejos tras de inalcanzables zanahorias.
El proletariado desclasado, igual, para salir de la pobreza y nunca regresar a la miseria aspira y accede a formas enajenadas de pensamiento, deseos y consumo, sin importarle patear familiares, amigos, coetáneos ni a sus sensibles convicciones religiosas.
El cuarto período histórico. Desplazado el modelo neoliberal por el golpe de Estado de Donald Trump dado con asesoría estratégica de Benjamín Netanyahu y Ras-­Putín, sucesos coyunturales de enorme trascendencia marcan el ingreso de México a la cuarta fase de su desarrollo histórico.
La escalada del capitalismo proteccionista ortodoxo retro de los EU e Israel, reactiva su ascendente de raza superior llamada míticamente a dominar al mundo desde el interior de sus fronteras físicas, amenazando con incursiones militares nucleares al resto del Mundo.
-­Bye Bye, neoliberales. En medio de la agonía imperial gringa, y, a semejanza de las masas de parias cristianas que destrozaron al viejo Imperio Romano, ¿quiénes de los centros de poder mundial están dispuestos a solevantar su quebranto y ánimos de “pueblo elegido”?
Cada vez menos, según se capta en la votación perdida por los EU sobre su decisión unilateral de reconocer a Jerusalén como capital de Israel; impuesta a escasos extorsionados y temerosos aliados, entre ellos el abstencionista Gobierno Mexicano.
Ahora es cuando los adláteres de Clinton/Obama y Bush habrán de decidir si ceden a las patadas, amenazas y chantajes del reactivo Trump, cediéndole tajadas de su mercado petrolero, minas, agua, maquilas, fuerza de trabajo. Palestinizándonos.
O, si prefieren precipitar sus intereses diplomáticos, económicos y políticos hacia Europa y Asia socialdemócratas. En cualquier escenario, la “burguesía nacional” las PYMES y el trabajador empleado, seguirán siendo majada de labranza del anatocismo financiero.
Dante: -­el camino del infierno está empedrado de buenas intenciones. La liquidación histórica del modelo neoliberal obvia la imposibilidad práctica del dominio internacional por un solo centro de poder imperial, accediendo el Mundo a la llamada Tercera Vía.
Modelo cristiano-­socialdemócrata de factura alemana-­sionista impulsora de la integración de legitimadoras coaliciones gobernantes al estilo de la Knésset: asamblea parlamentaria de Israel compuesta proporcionalmente por 120 miembros, elegidos por las fuerzas partidistas representativas de la sociedad. Duran cuatro años en el cargo; a su vez, éstos nombran al Primer Ministro.
La elección del Bundestag, o parlamento alemán, es semejante variando por el método de “elección proporcional parcialmente personalizada”. Los electores disponen de dos votos, uno para elegir al Primer Ministro y el otro para posicionar a los partidos que han de participar en la integración del gabinete, por haber obtenido el 5% de los votos. Así evitan que decisiones estratégicas dependan de caprichosos partidos minoritarios, de otra parte, tan necesarios para simular democracia pop y ciudadana.
Principios de secrecía, inviolabilidad e impunidad política, policial y militar protegen tanto a los miembros del Knésset como del Bundestag asegurando la permanencia y continuidad de ambos Estados. Mejor si es por periodos inalterables para sortear el desgaste natural del gobernante; o, sustituirlo antes de su declive.
En 2018: rechazo compulsivo de la política politiquera. Al tocar temas objetivamente demostrables, como la escasa participación del 45% del padrón electoral, percibimos que -con razón-­ sólo participan los pocos interesados, ya sea por dedicarse al comercio electorero, ser cohortes del sistema, o juveniles ilusos.
El distanciamiento de las urnas no variará en la próxima contienda, ni con cantos de sirenas populistas, alharacas ciudadanas independientes, ni de partidos asociados para fortalecer sus debilidades; sobre todo porque ya es compulsiva la repulsa a participar en un juego sistematizado de poder viciado.
El desprestigio de mercenarios es un secreto manifiesto.
Conocidos por su nombre y actos, casos de corrupción de gobernantes en ocaso, y eso quién sabe, como JDDO y su alicaído grupo de poder político, se reproducen en toda la República, al punto de encausarse a proceso redes de influencia e interés creadas para hacerse de millonarios recursos del erario para beneficios partidarios y de fortunas personales, finiquitando cotos de caza y amenazando a los resistentes.
Al paso del tiempo las cifras van siendo recortadas, ya sea porque las primeras eran efectistas, mediáticas, indemostrables o peor tantito: puede ser que solo miremos operativos estridentes; nunca autores intelectuales, ni últimos beneficiados.
El dinero no cae del cielo. El rosario de explicaciones sobre robos de Autoridad se enrarece a costas de sobre utilizar medios, igualmente desgastados.
El pueblo sencillo, sin mayores elucubraciones, lanzando destellos fácil se exorciza con genéricos asimilables: ¡estos hijos de su pinche padre, todos son iguales de ratas!
Otros se radicalizan espontáneamente, sin más logros que recibir palos por revoltosos, o muerte inducida.
Especialistas y expertos sesudos, harán pinole del árbol caído para alimentar columnas de análisis, columnas editoriales (-­¡recáspita, me descubrí!), mesas de debates, entrevistas, noticieros, seminarios y congresos, que sirven para dos cosas: -­para nada y para pura chingada.
La distorsión política y el desdén cultural del pueblo mexicano sometido y sojuzgado, la condición de paria sin identidad de clase ni proyecto trascendente, la retórica de los partidos oficiales forma parte del genoma cultural y del fenotipo social, predispuesto a depender de mercantilizadas fortalezas mítico mágicas de trayecto externo.
La corrupción es propiedad naturalizada y signo de los políticos mexicanos. Así, legos, expertos y sabios integrados arman su espiche para medrar del respetable.
La mayoría decide no participar en el juego electoral porque siempre ha sido lo mismo, y, nada indica cambios en la próxima contienda acaso renovación de lo mismo.
Un 20% de los mexicanos en edad de votar y ser botados, listos, hábiles, vividores, integran asociaciones, hermandades, grupos, organizaciones y partidos de lo que sea con tal de disponer de militantes, adherentes y/o simpatizantes, representándolos con cualquier pretexto para vivir de prerrogativas, cabildeos y contratas.
Un 15% de los votos cantados por el INE, salen de la compra de votos, inducciones físicas y cibernéticas y modificaciones a boletas y actas. Sin dudas: destinar tantos recursos económicos para pelearse por el 10% del electorado restante no tiene caso, pues ni conviene al Estado que no logra legitimarse, ni a tanto pretendiente incapaz de procurarlo. Y, así.
Bienvenidos al modelo socialdemócrata impulsado “Por México al Frente”. Gracias al Dios de vida este año electoral cambiamos de Presidente Nacional y de Modelo de Control Político; para ingresar a uno, austero de estafeta empresarial. Pero.
En aras de la democracia social de inspiración cristiana dominante en tres de los cuatro centros de poder oligarca internacional: no variaremos el ecléctico Programa Nacional de Desarrollo, sin importar quién gane por más de 5% de votos entre el primero y segundo lugar, para alcanzar felizmente la cara legitimidad negada.

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