Por: Aleluya Moreno Lorenses Oropesa / columnista
TÁCTICAS GLOBALES
Dante Delgado ejecutó una de las acciones políticas prospectivas de trascendencia estadista, refrendando su convicción ideológica de anteponer la asunción colegiada del programa de desarrollo Nacional a la elección facciosa de candidatos, que han de participar en las elecciones del 1o de julio de 2018, en aras de legitimar al próximo régimen sin importar quien ocupe la silla preciada.
Reserva para el PAN el derecho de pernada sobre la elección del candidato del “Frente Ciudadano por México” (Frecimex) para Ejecutivo Federal, del PRD a la Jefatura de la CDMX y del Senado de la próxima Legislatura. Nada pide para el MC, lo cual es motivo de chunga para pipiolos, legos y mercenarios.
Tranquilo, generoso, reservado, atisbador del pantano desde lo alto de su profusa mollera, Delgado dicta en público la traza del modelo y del político socialdemócrata, que han de sustituir al instrumento neoliberal y políticos desprestigiados; mientras sus rivales, comentaristas y analistas electoreros continúan con el mito atolero de pretender hacernos creer el presidencialismo que gira entorno de personeros ocasionales. Mejor si parecen ciudadanos libres, sin pasado partidista.
Otra chunga con
esa historia
Mientras la campaña transexenal de López Obrador continúa su ególatra carrera de 18 años para ocupar la silla presidencial a costas de sacrificar organizaciones y aliados, anteponiéndose a su autoproclamación mediática el próximo martes 12 de diciembre, como candidato único y definitivo de Morena, la nación Guadalupana recibe otro cínico embate del Gobierno Federal, con el viejo cuento del “dedazo” favorecedor de José Antonio Meade; omitiendo que sólo el 7% de los ciudadanos confía en él y, nomás, el 1% del padrón electoral le otorga el voto incondicional a su partido.
El destape del ciudadano Meade (ojo Nuño: se dice, le, y, se escribe “Meade”) en medio de alharacas matraquistas de país bananero, blande la falsa idea de su gran amor patrio personal sin compromisos corruptos, omitiendo que ha sido el Rey Midas de las políticas económico-financieras de los últimos siete años; como el IPAB, el gasolinazo y subsidios cedidos a diestros y siniestros.
Que el PAN ponga al candidato presidencial y el PRD disponga de los candidatos a Jefe de Gobierno de la CDMX y a coordinador senador de la próxima Legislatura, sin pedir nada para el MC, no es desliz –ni dislate- de un profesional de la política de Estado y del verbo ideológico, como le critican y dejan ver legos y perversos.
Refrenda en público sin pelos ni en la lengua, lo que desde antes de 1994 ha propuesto en lides de Estado: los mexicanos, sea por omisión o decisión personal, hemos de optar por el programa político socialdemócrata, necesario para instrumentar con criterios de clase mundial la continuidad del Programa Nacional de Desarrollo, impuesto de facto desde 1970 y, convalidado Constitucionalmente por las reformas capitalistas-financieras de 2013.
Mientras la estrategia no varíe, mátense por las migajas
El capital financiero internacional exige resultados pragmáticos, dándole igual quien administre su rancho sin atentar contra el sagrado principio de las relaciones y el modo de producción capitalista: en tanto controle al pueblo, todos son prescindibles.
Así, el extraño asesinato de Colosio a manos de Aburto, quien para ponerse a tiro destroza primero su protección militar diamante, impenetrable en otras circunstancias, aflora contradicciones secundarias y medios dispuestos de los grupos políticos que rivalizan por los favores del capital financiero, sin limitaciones éticas. El magnicidio marca los límites del juego presidencial.
Leves en apariencia, las diferencias entre operadores reformistas, resultan insalvables coyunturalmente, pues si bien en el fondo desean la continuidad del sistema capitalista, la imposición del gobernante en turno afecta en el acto los intereses de grupo y sus equipos de operadores. Salir del presupuesto para los políticos mercenarios, equivale a convertirse en descocados muertos vivientes. Cosa que ni afecta, ni importa al centro del poder de Estado.
Semejanzas y contrariedades Hermanitos peleoneros
Desde 1994 los políticos tecnócratas impusieron lineamientos económicos, sociológicos y psicológicos a favor del mercado monopolizado; pero no terminaron con conatos de oposición reformista, ni contestataria. Sus contradicciones continuaron, entorno de cómo mejor beneficiar al capital.
Los populistas nacionalistas proponen: primero los pobres con buenos salarios, prestaciones y subsidios administrados por un gobierno honesto, austero, transparente, sin amenazas inestables, el dinero circulante caerá tranquilamente a sus arcas mediante el tráfico asegurado de depósitos bancarios; cobrando además por el manejo de cuentas salariales, préstamos y retiros.
Error del capital, dicen los populistas, es que sacrifican al pueblo, por la voracidad de extraer el máximo de riquezas en el menor tiempo; dejándolo en las garras la “mafia del poder” corrupta, mentirosa y traidora enclaustrada en el Gobierno.
De su parte, dicen los neoliberales, error de los populistas, es que su programa benefactor de las masas, aparte de promover la baja productividad, es culpable del incremento de la corrupción, de la deficiente administración, de la inflación, de la incultura, y, por ende, del mediocre desarrollo de las profesiones y de los profesionales, así como de sus bajos salarios.
Peloteándose culpas se la pasan los partidos oficiales distrayendo la atención del respetable, destinándolo a continuar sufriendo el vasallaje cotidiano, como se mira con la imposición de reformas antisociales que han permitido el aumento de los precios de la gasolina, del gas doméstico, el tránsito por las carreteras, de la privatización de la educación, el encarecimiento de la mediocre escuela pública, de los medios de comunicación e información, de encarecimiento de alimentos naturales y procesados, del vestido, la recreación y la vivienda.
Estrategia de las tácticas de guerra
Para sus propósitos, neoliberales y populistas, ocultan bajo discurso el origen de la riqueza, de la deuda nacional y de la miseria.
Buscando culpables individuales y asociados delictivos, ocultan que la riqueza nace de la explotación de la fuerza de trabajo y que la deuda nacional es suma de los excesos de gastos públicos necesarios para garantizar el ciclo del capital, sin importar que se hagan a costas del gasto público para subsidiar la pobreza, o, a costas de endilgar al gasto público, el subsidio a la riqueza.
Encubren que el aumento de la carga impositiva es un recurso para equilibrar la extracción de fondos de la reserva nacional, usados para contener la inflación evitando la huida de capitales; que tampoco impiden.
Estrategia y tácticas del capital financiero
Luis Robles Miaja, presidente del Consejo de Administración de BBVA Bancomer, declaró que más grave para la economía mexicana es una campaña electoral estridente que aleje a los inversionistas del mercado inestable inhibidor del crecimiento que la clausura del TLCAN, pues aun sin éste la integración de Norteamérica es un hecho por ser la región más competitiva del mundo. Afirma que cualquier declaración errónea de los políticos en campaña preocuparía a los inversionistas, conminándolos a sacar su dinero.
Robles, dice verdad a medias cuando reconoce “la competitividad” de la economía mexicana; miente cuando oculta que es así por el magro salario mínimo y profesional. Miente perversamente, cuando busca culpar al verbo en campaña, de la constante peregrinación de capitales en busca de las máximas ganancias.
Dice verdad al afirmar que Canadá, Estados Unidos y México forman una región ya integrada, que nadie va a destruir, ni los marines, pues somos parte de su zona de seguridad. Miente cuando manda el mensaje –cargado de preferencias electoreras- a los candidatos sobre la importancia de cuidar el contenido de sus discursos, para no inquietar a los inversionistas.
Miente por omisión al no decir que las contrariedades del TLCAN, nacen de las exigencias de participación del grupo de capitalistas suprematistas del que forma parte y representa Trump, hasta ahora excluidos por los grupos político-financieros de Bush y Clinton.
Entre la exaltación megalómana de quienes se creen irrebatibles e imbatibles, ya sea porque gozan del poder o porque creer tener los méritos para poseerlo, el Estado Global reconoce el agotamiento de nacionalismo populista y del neoliberal para contener a las masas; aprestándose para realizar en este período electoral tres grandes cambios necesarios para alcanzar el status internacional de mercado controlado, estable, confiable, garante de la seguridad exigida por los inversionistas: confirmar la continuidad del programa nacional capitalista, dirigido por gobiernos de coalición, sin importar quien ocupe sexenalmente la silla Presidencial.
Fin de la historia neoliberal
La crisis política de los neoliberales tecnócratas, que a su paso por el mundo sólo dejaron una estela de miseria, sobre-explotación y crímenes de guerra, impone la necesidad de descontinuar el modelo, agotada la capacidad de deuda de individuos y naciones.
Para salir de la crisis, el Imperialismo requiere urgentemente de una guerra mundial, que sus poderosas contrapartes repulsan por resultar inevitable el uso limitado de los medios nucleares. La amenaza de destrucción de la Tierra y desaparición de la sociedad humana es un caro magnicidio, que nadie con dejos de racionalidad desea, menos para detener la extinción del imperio americano. El reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel, al margen de la ONU, simboliza quitar la espoleta del botón nuclear, para blofear y no perder la supremacía mundial.
Si los trumpistas han decido reverdecer el viejo sueño americano, favoreciéndose con menos carga impositiva y sacrificando la suerte de millones de sus compatriotas y del mundo, en México, ¿mediante qué discurso político ideológico el Estado ha de continuar domesticando y controlando masas, destinadas a la miseria y explotación permanente?
El rey Midas es candidato perdedor
De discurso y trayectoria limitada a cuidar los beneficios hacendarios de la oligarquía financiera, Meade no podrá revertir el desprestigio del PRI, ni de todos los gobiernos priistas.
AMLO también es candidato perdedor. No podrá atrapar a la mayoría abstencionista desencantada, sumando sus votos a los otros partidos para volver al pasado desde un cargo vacío de poder; sin el apoyo del Congreso, ni del poder judicial, cazado desde ya Tlacaélel y los gustos del imperio.
Para confundir a las masas, sólo quien entienda y concrete la representatividad ciudadana en gobiernos de coalición, accederá al cargo público más preciado; al estilo europeo de apertura a la innegable presencia de un mundo tripolar. integrado por tres centros de poder económico-político: China, Rusia y los Estados Unidos.
En esta ocasión el triunfo electorero no será de quien por tercera vez logre la vencida, sino de quien, sereno, sea el tercero en postularse en el inicuo INE, aceptando sin chistar ser nada más presidente de corporativo sucursal, que anquilosado Presidente Nacional.