Por: Andrés Timoteo / columnista
Es un trio que siempre ha estado ligado, no sólo en México sino a nivel mundial. El fútbol y la farándula -actores, músicos, conductores de espectáculos- son una parcela apetitosa para el crimen organizado. Los tres se atraen como imanes, aunque como dijera un analista de la misma farándula: el narco para los famosos del espectáculo y del deporte es como el vampiro, pues no entra a tu casa si tú no lo dejas entrar, si no le extiendes la invitación o no aceptas la sugerencia para visitarte.
Desde el miércoles estalló el escándalo, cuando el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos ligó al cantante Julión Álvarez y al futbolista, Rafael Márquez con un narcotraficante llamado Raúl Flores, conocido también con el apodo de El Tío. Según la investigación de las autoridades norteamericanas, ambos -el cantante de corridos y el exjugador del Barcelona- dispusieron de sus empresas para ‘lavar’ dinero de los Cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación (CJNG), y no sólo de ahora, sino que esta práctica ilegal la cometían desde hace veinte años.
Entonces, de nueva cuenta personalidades del espectáculo y el deporte están en el candelero mediático para mal, aun cuando no es el primer escándalo de este tipo ni tampoco será el último. Es, eso sí, el ejemplo más reciente de ese trío macabro -fútbol, música y narco- que, por lo regular, en México se convierte en cuarteto porque se le une otro actor: el poder político. Ambos, Rafael Márquez y Julión Álvarez también están ligados a políticos encumbrados del PRI y del PAN.
El futbolista Márquez es un promotor de la exprimera dama Margarita Zavala en su precampaña por la candidatura presidencial; se ha alquilado como ‘matraquero’ de la esposa del exmandatario panista Felipe Calderón, el genocida, el que inició la guerra contra el narco que ha dejado, hasta la fecha, más de 130 mil muertos.
Además, varias de sus fundaciones -que están en la lista de empresas sancionadas por los Estados Unidos por ser ‘lavanderías’ de dinero sucio- han recibido dinero público; una de ellas llamada “Fútbol y corazón” recibió hasta 7 millones de pesos en el Gobierno del priista Enrique Peña Nieto. Además, la madre del jugador, Rosa Alicia Álvarez Quiñonez es diputada federal por el PVEM. Es decir, los Márquez Álvarez navegan entre panistas, priistas y ecologistas y le sacan jugo al supuesto altruismo alimentado con el erario público y a la par ‘blanquea’ dinero de los criminales. ¡Qué bonita familia!
Por su lado, el cantante Julión Álvarez ha sido adulado públicamente por el presidente Peña Nieto, quien lo ha puesto como “un ejemplo para la juventud mexicana” -y sí lo es, pero para lo malo- y en días pasados hasta una foto se tomó con el cantante a bordo de una lancha en el Cañón del Sumidero, Chiapas, misma que sólo duró diez horas en su cuenta de Twitter, pues fue borrada, a las prisas, después, cuando se conoció el señalamiento del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos.
Vaya, a Peña Nieto no le cuaja ni la gelatina. Todos a los que ha procurado, piropeado y mostrado como ejemplos de algo bueno -entre ellos los exgobernadores Javier Duarte y Roberto Borge, a quienes llamaban las nuevas generaciones de priistas modernos, democráticos y decentes- han resultado sendos pillos. El mexiquense tiene la peor popularidad en la historia de los presidentes mexicanos, menos de dos personas de cada diez aprueban su Gobierno, y con estos escándalos su imagen ya rebasó el sótano, está en el inframundo.
Queda confirmado que en México la política y el crimen organizado van engazados, uno influye al otro, y las muestras son estos affaires en los que la farándula y el deporte son ingredientes paralelos. ¿Quién votará por Margarita Zavala apoyada por Rafael Márquez?, ¿Quién lo hará por alguien a quien promocione o se le conozca como cercano a Julión Álvarez, ligado, por cierto, al gobernador de Chiapas, Manuel Velasco del PVEM?, y ¿Quién le concederá una pizca de credibilidad a Peña Nieto por chulear a los desprestigiados?
NO COMIERON LUMBRE
Quedó comprobado, la democracia es veneno para los priistas. En las mesas temáticas que se realizaron el día miércoles y ayer jueves para preparar los cambios estatutarios y de rumbo que se aprobarán – a mano alzada, la vieja ortodoxia de lo impuesto- en la 22 Asamblea Nacional que el PRI realizará el sábado, no hubo ni debate ni jaloneos ni rupturas, vaya ni siquiera un sombrerazo que mostrara que es un partido de ‘fuerzas vivas’.
Se aprobó lo que fue enviado por las cúpulas, sobre todo en la mesa de “Estatutos” cuya sede fue Campeche. Allí hubo tres propuestas principales: dos fueron avaladas, una es la modificación al artículo 166 de los estatutos internos para permitir que un personaje no militante pueda ser postulado a la Presidencia de la República. Fue el tema que más expectativa causaba, pero no es algo que hubiera tenido un impacto de alto alcance si no se reformaba.
La treta para evadir el candado de diez años de militancia son las alianzas, un abanderado que es propuesto por un partido coaligado no necesita observar los reglamentos priistas.
Aún así, la Reforma estatutaria se consideró un triunfo para el Grupo Atlacomulco -el del presidente Peña- y la posibilidad de que alguno de sus incondicionales pueda ser el “tapado” para el 2108. Los más mencionados son los secretarios de Hacienda, Educación y Salud, José Antonio Meade, Aurelio Nuño y José Narro, respectivamente.
El segundo aval, más destacable, fue la modificación del Artículo 194 para impedir la reelección consecutiva de parlamentarios plurinominales. Es decir, el senador o diputado que sea plurinominal -no electo en las urnas- no podrá saltar de una curul a otra, del Senado a San Lázaro o viceversa, como ha sucedido en las últimas décadas con tanto parásito brincador. Por eso le llama “Ley anti-chapulines”.
Y el tercer tema, que era el más importante, fue rechazado de forma unánime: la propuesta para que sea la base militante la que elija al candidato presidencial por medio de voto universal y directo. Para nada, el PRI no le iba a ceder ese privilegio a sus bases que siempre ha estado reservado a las élites, en este caso al presidente en turno. De ahí que se corroboró que no hay democracia interna en el tricolor. No está en su naturaleza permitir un acto democrático en su interior, hacerlo sería como ingerir veneno.
Por cierto, un veracruzano, el senador José Yunes Zorrilla presidió una de las mesas temáticas, que fue la de “Programa de Acción” que se realizó en Toluca, Estado de México. Nada interesante ni nada serio se trató en esa encerrona insulsa y de mera decoración. Es más, las dos únicas propuestas de valía que se presentaron fueron rechazadas: la eliminación del fuero para gobernadores, el Presidente de la República, Alcaldes y Legisladores, y la revocación del mandato para deshacerse de malos gobernantes.
¿Cómo iban a aprobar eso? Se arriesgaban a quedarse sin representantes populares o peor aún, a que todos fueran a parar a la cárcel. Si bien los priistas promocionaron que en esas mesas temáticas iban a enderezar las cosas en el partido para recuperar la confianza ciudadana, tampoco son suicidas. Las abuelas del pueblo son sabias y siempre tienen la razón: “No hay borracho que coma lumbre”, y los priistas no comieron lumbre en sus mesas temáticas.
DETENER EL LUCRO
Con categoría 1 en la escala Saffir-Simpson, el Huracán Franklin tocó tierra en las costas del Norte de la Entidad. Fue el primer meteoro en este nuevo Gobierno y al parecer, las primeras secuelas se enfrentaron con eficiencia. Hasta la hora de cerrar este texto sólo se reportaban dos personas heridas, aunque sí daños a infraestructura carretera, puentes, edificios particulares y otros por los vientos y la lluvia.
Las autoridades estatales monitorearon el meteoro, sesionado en el llamado Comité de Emergencias, y despabilaron el aparato estatal. Afortunadamente el gobernador Miguel Ángel Yunes se abstuvo, al menos hasta ayer, de imitar el populismo ramplón del innombrable, quien se iba a meter a las zonas dañadas, se quitaba los zapatos y se ponía a repartir despensas, y hasta billetes de mano en mano.
No lo hizo y se espera que no lo haga. El titular del Poder Ejecutivo está para garantizar que la ayuda esté fluyendo, supervisar que la Protección Civil sea efectiva y ordenar que la burocracia se mueva en beneficio de la población. Si le es posible que vaya a la zona donde se necesite su presencia, pero que deje la tarea de auxilio físico o dotación de artículos de primera necesidad a quienes saben de eso.
Su tarea es gobernar, no simular que es un superhéroe. ¿Se acuerdan que los caricaturistas rojos dibujaban al innombrable volando con capa y traje de Superman con una “F” gigante y le ponían “Súper Fide” o “Súper Tío”? Asquerosa zalamería. La contraparte fue Javier Duarte, quien ni se movía ni se preocupaba cuando había aguas bravas. Su acción más destacada era ordenar la suspensión de las actividades escolares, y cuando se atrevía a ir a una zona afectada lo hacía a destiempo y de mal humor.
Hay que recordar cómo en septiembre del 2013 les gritó y maltrató a los damnificados de Altotonga que le reclamaban el apoyo prometido y que nunca llegó. Luego se supo que se robó el dinero que debía ser destinado al auxilio de los afectados por los meteoros. Hace un año, en febrero de 2016, un reportaje del diario Reforma reveló que Duarte de Ochoa había desviado 368 millones de pesos destinados a programas de reconstrucción de viviendas.
Más tarde se descubrió que esa cifra creció a 650 millones de pesos, mismos que fueron saqueados por medio de empresas “fantasma” y ahí está involucrada la extitular de Protección Civil, Noemí Guzmán Lagunes, actual Diputada Federal y sobre quien -extrañamente- no hay petición de desafuero. El dinero para los damnificados fue a parar en joyas, casas, ranchos, viajes, hoteles, caballos pura sangre y demás excesos de Karime Macías, sus “novias” y otros compinches de Duarte.
Del innombrable se recuerda que el 3 de octubre de 2010, a 27 días de dejar la Gubernatura, hizo que el Congreso Local lo autorizara para tramitar un préstamo por 10 mil millones de pesos para, supuestamente, reconstruir la infraestructura dañada por los ciclones Frank, Karl y Matthew, pero se robó todo el dinero. A la fecha sigue como desconocido el destino de esos 10 mil millones de pesos.
Eso no debe repetirse. Como siempre sucede, cada vez que azotan los meteoros, los más castigados son los pobres, sujetos al zarandeo el clima y las transas de los funcionarios. Ahí se espera que Yunes Linares también ponga orden e impida que los inescrupulosos lucren con la tragedia como se acostumbró en los últimos doce años.