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Frida Kahlo

Superiberia

Sus pinturas mezclan relatos de tormento personal con visiones surrealistas extraÌdas del subconsciente salvaje. Situadas entre el autorretrato y la mitologÌa visual, las obras de Frida Kahlo presentan una identidad siempre cambiante. Pasando de una reina de la jungla a un niÒo de pecho, o de un cervatillo herido a una novia postrada en la cama, los temas de Kahlo siempre estuvieron marcados por la fluidez, la flexibilidad y la imaginaciÛn.

 

En 1950, la fotÛgrafa franco-alemana Gisele Freund iniciÛ un viaje a MÈxico, inicialmente previsto para dos semanas aunque se extendiÛ por dos aÒos, y se convirtiÛ en huÈsped habitual de la casa de Diego Rivera y Frida Kahlo, en el barrio de Coyoac·n.

 

Freund tuvo un acceso ˙nico a la pareja de artistas, y sus retratos son algunos de los ˙ltimos de Frida Kahlo en vida. Este mes, m·s de un centenar de esas im·genes, varias de ellas inÈditas, fueron publicadas en el libro ìFrida Kahlo: The GisËle Freund Photographsî, editado por Abrams Books.

 

Las fotos de 1951 muestran a la afamada pintora mexicana caminando relajada en el jardÌn de la ìCasa Azulî con sus perros, en la fuente dando de comer a sus patos e inclinada sensualmente en una habitaciÛn de su casa; tambiÈn es vista pintando en su estudio y yaciendo con expresiÛn adusta en su cama. Los retratos de Freund capturan la exÛtica belleza y el peculiar estilo de Kahlo y a la vez muestran a la pintora de manera Ìntima y delicada, muy distinta de la desgarradora imagen de sÌ misma que trasmitÌa en sus autorretratos.

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