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Efraín Hernández
El Buen Tono
Región.- Mientras miles de familias sufren por la falta de agua potable, los alcaldes han convertido la crisis hídrica en un negocio redondo.
No es casualidad que en los municipios donde más escasea el agua, los piperos operen con impunidad y vendan el líquido a precios exorbitantes.
Diputados locales denunciaron que muchos alcaldes reciben “moches” de esos traficantes del agua, permitiéndoles saquear los mantos acuíferos y explotar la necesidad de la gente.
La mafia del agua está bien organizada: el ayuntamiento cierra la llave, la pipa aparece y el ciudadano paga. Sin control ni regulación, cobran hasta 2 mil pesos por un servicio que debería ser un derecho.
Mientras tanto, los ediles fingen ignorancia, alegando falta de recursos o culpando a la sequía, cuando en realidad están coludidos con los negocios privados que lucran con la sed del pueblo.
“Los alcaldes no solo permiten este robo, sino que se benefician. En lugar de garantizar el agua en las colonias, crean las condiciones perfectas para que la gente tenga que comprarla a precios abusivos”, denunciaron los legisladores.
También advirtieron que en muchas localidades se vende agua de dudosa calidad, proveniente de pozos clandestinos o incluso de cuerpos de agua contaminados, representando un riesgo para la salud pública.
El agua no falta, lo que sobra es corrupción. Mientras los alcaldes sigan usando el desabasto como negocio, la crisis no tendrá fin.
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