Marsella.- La selección francesa de Didier Deschamps acude al Velodrome de Marsella en busca de una alegría contra Albania, el rival más flojo del grupo.
Con una sensación agridulce, ganaron el partido del debut, imprescindible para evitar los nervios, pero no han evitado los debates sobre la actuación de algunas de sus estrellas y, la situación vivida en Marsella, más la amenaza de Isis, con el asesinato de un policía en París, han convertido la Eurocopa en un torneo extraño. El fútbol no se acaba de imponer.
Del partido inaugural emergió un héroe: Dmitry Payet, autor del gol de la victoria y mejor jugador del partido, y dos estrellas puestas bajo sospecha: Paul Pogba y Antoine Griezmann.
Pogba, que debía ser el eje del juego francés, no tuvo trascendencia alguna y fue sustituido en el segundo tiempo por el jovencísimo Anthonh Martial, en el minuto 76. De igual forma, a Griezmann se le achaca que llega demasiado saturado a la Eurocopa, después de una temporada extenuante con el Atlético de Madrid.
Albania aparece como víctima, pero es respaldada por los dos últimos resultados contra los franceses, que no le ganan desde hace cinco años, cuando se impuso en París 3-0. El 14 de noviembre de 2014 empató y hace un año, el 13 de junio, perdió 1-0.