
Amatlán.- Con fe, tradición y gratitud, fieles celebraron ayer con júbilo y solemnidad a la Virgen de la Soledad, o de los Dolores, una devoción que data de hace seis décadas en el municipio. Por medio de cantos, oraciones, y una sencilla, pero emotiva ceremonia, reafirmaron su compromiso de preservar esta herencia espiritual en el municipio.
Durante la madrugada le entonaron Las Mañanitas, y posteriormente, los católicos asistieron a la eucaristía.
