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FASCISMO

Superiberia

Usar armas de fuego  contra los maestros,  reprimirlos a toletazos, intentar callar su protesta por la Reforma Educativa con gases lacrimógenos, perros de ataque, detenciones masivas, fabricación de delitos y despidos laborales, son características de un Estado Fascista. El presidente  Enrique Peña Nieto reprodujo en Oaxaca el “Atencazo” de 2006, cuando reprimió con la Policía  a los comuneros de San Salvador Atenco, en el Estado de México –donde era Gobernador-  que se oponían al despojo de terrenos para construir un aeropuerto.

Peña Nieto y su secretario de Educación, Aurelio Nuño, bañaron en sangre a Oaxaca y mostraron lo peor que un Gobierno puede hacer: reprimir hasta matar a quienes alfabetizan al pueblo y defienden la educación pública y gratuita. Peña Nieto y Nuño han  conducido al país a la barbarie. En Oaxaca fueron ocho muertos, decenas de heridos y al menos 22 desaparecidos.  ¿Qué más atrocidades  faltan por ver? ¿Dónde están el resto de los mexicanos que no defienden a sus maestros? ¿Dónde los veracruzanos? Dejar sólos a los educadores es un agravio que la historia se los cobrará.

Los maestros de Oaxaca, Chiapas, Michoacán y Guerrero, que están en pie de lucha no son haraganes ni aviadores, ni personas enriquecidas con su profesión, son educadores que hoy están dando una lección desde las calles, enseñando con el ejemplo a defender el derecho de los mexicanos a la educación, dando la pelea por las garantías laborales ganadas desde la Revolución Mexicana. Los profesores perseguidos, apaleados, gaseados, encarcelados o asesinados, están escribiendo la historia hoy. No se les debe dejar solos.

Al revisar el listado de las personas asesinadas en Oaxaca se percibe un patrón interesante aunque nada extraño: la edad de ellas oscila entre los 19 y 33 años. Es decir, son los jóvenes que se unieron a la lucha de los maestros los que,  una vez más, aportan la cuota de sangre. Son los jóvenes solidarios con esa causa los que van por delante a enfrentar el sistema corrupto y represor. Son los jóvenes los que hacen la revuelta, los que siempre han hecho la Revolución.

Así es y así ha sido a lo largo de la historia de la humanidad. Sus muertes son lamentables, por supuesto, pero también enaltecen la pelea  por un mundo mejor. En Oaxaca, la juventud se solidarizó con los maestros y se alzó contra el fascismo, confirmando aquella reflexión del desaparecido presidente chileno, Salvador Allende: “ser joven y no ser revolucionario, es una contradicción hasta biológica”. Los jóvenes de Oaxaca honran su condición biológica sumándose a la resistencia.

 

CAYÓ ‘EL PADRINO’

El “Atencazo” contra los maestros oaxaqueños  ya cala en el sentir nacional y traerá consecuencias para la maltrecha casta priista. Es urgente  que el titular de la SEP, el soberbio e intolerante Aurelio Nuño, sea destituido del cargo, pero aunque se mantenga allí, sus  aspiraciones presidenciales quedaron hechas polvo con lo sucedido el fin de semana. Nadie, ni siquiera los mismos priistas, querrían a un fascista de candidato en el 2018. Los muertos de Oaxaca se llevaron su futuro electoral y también podrían arrastrar las aspiraciones del secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, que es responsable de la gobernabilidad en el País.

Esta es la tercera gran crisis que enfrenta Osorio Chong, luego que logró mantenerse en el cargo tras la fuga de El Chapo y la desaparición forzada de los 43 estudiantes de Ayot-zinapa. Si no cae por la masacre en Oaxaca, por lo menos aumentará su desdoro. Así, la caballada priista para el 2018 cada día está más flaca. Del grupo gobernante, además de Osorio Chong, quedan los secretarios de Hacienda y Desarrollo Social, Luis Videgaray y José Antonio Meade, respectivamente, aunque muy disminuidos también por los escándalos que los rodean y lo parcos resultados en sus encomiendas.

Videgaray está desprestigiado por su Casa de Malinalco –que se la regalaron los mismos empresarios que dieron la famosa Casa Blanca al matrimonio Peña Rivera-  y los tumbos en la economía nacional, y Meade, es tan gris como él mismo y la única pobreza que ha abatido es la de los integrantes del gabinete presidencial que se volvieron millonarios a costa del erario. La novedad es que de la lista por la carrera presidencial ya quedó excluido Manlio Fabio Beltrones, quien la tarde del lunes -dos semanas después del descalabro electoral- renunció a la presidencia del PRI.

En los comicios pasados, el sonorense no solo perdió 7 de 12 gubernaturas, sino también su boleto al 2018 y queda desbaratada la leyenda que lo  pintaba como el infalible de la política. ‘Don Beltrone’, como le apodan en los corrillos políticos en alusión a los títulos de los capos de la mafia italiana,  era padrino de muchos políticos que hoy quedan en el desamparo y sin futuro promisorio en lo inmediato. Uno de ellos es el Senador veracruzano y candidato perdedor de la gubernatura, Héctor Yunes Landa.

Con la salida de ‘Don Beltrone’ de la dirigencia nacional del tricolor, se esfuma la posibilidad de que Yunes Landa vuelva a ser postulado nuevamente a la gubernatura en el 2018, pese a que el pasado lunes el Senador había realizado una comida con sus seguidores en Coatepec, en la cual anunció que volvería a competir en el 2018. Ni en sueños, ya Yunes Landa debe regresarse a desquitar el salario que le pagan en el Senado o retirarse a cuidar sus nietos.

Y  como tituló la edición de ayer de El Buen Tono, la pregunta obligada en Veracruz es “¿cuándo renuncia el vetusto Amadeo Flores Espinosa a la dirigencia estatal del tricolor?  Este político ya es un bulto maloliente para los mismos priistas, pero aún así se aferra con uñas y dientes al cargo, negándose a reconocer su responsabilidad en el fracaso electoral del 5 de junio. Ya es hora de que Flores Espinosa se retire también a cuidar de sus nietos y deje de jorobar a su partido.

Por cierto, en las elucubraciones que muchos hacen sobre el posible sucesor en la dirigencia estatal del tricolor, hay y que destacar que tanto el Diputado Federal Jorge Carvallo, así como el candidato perdedor Héctor Yunes y  el Senador José Yunes Zorrilla, a quienes mencionan como posibles líderes del partido,  están impedidos estatutariamente para tomar las riendas del tricolor porque ya fueron dirigentes del mismo. El menos peor de todos ellos es Yunes Zorrilla,  quien también sería el aspirante más fuerte a la gubernatura para el 2018, pero la única posibilidad de conducir al priismo local es a través de un tercero, porque no puede volver a ser presidente formal.

Por si fuera poco, también  los “padrinos” de Yunes Zorrilla en el altiplano –Luis Videgaray y José Antonio Meade- están en crisis y desprestigiados, entonces no hay asidero positivo para que el tricolor pueda presentar batalla en la renovación de la gubernatura de Veracruz, y al parecer tampoco en la elección presidencial. De esta forma, no hay en Veracruz quien tenga los tamaños para recoger los escombros del PRI  y tratar de pegarlos con engrudo para que, al menos, puedan presentar candidatos a las alcaldías en el 2017.

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