Un nuevo escándalo sacude a Estados Unidos tras la detención de James Lael Jensen y su esposa Kelly Anne Jensen en Utah, acusados de participar en una red de tráfico de petróleo valuado en 300 millones de dólares.
Según documentos judiciales, la pareja habría traficado al menos 2 mil 881 cargamentos de crudo desde mayo de 2022, declarando falsamente que el producto eran residuos de aceites lubricantes o destilados de petróleo. La detención se llevó a cabo el pasado miércoles en su lujosa mansión de 26 mil pies cuadrados, valuada en 9.1 millones de dólares, ubicada en la ciudad de Sandy.
Pero el caso no termina ahí. También fueron incluidos en la acusación sus hijos, Max y Zachary Sterling Jensen, quienes enfrentan cargos relacionados con el lavado de dinero derivado de la venta del petróleo ilegalmente importado.
El mismo día de las detenciones, las autoridades allanaron las oficinas de la empresa familiar, Arroyo Terminals, en Río Hondo, Texas. Según su perfil de LinkedIn, esta compañía se dedica al comercio de petróleo crudo en el sur de Texas.
El caso continúa en investigación y podría derivar en graves consecuencias para toda la familia Jensen, cuya caída pone en evidencia los riesgos del lucrativo —y peligroso— mercado negro de combustibles.
Y con el tema del barco detenido en Tuxpan y Sinaloa, con más de 10 millones de litros de combustible metidos de contrabando, ¡no hay un solo detenido! Ni autoridades portuarias ni empresarios coludidos. ¡La pura impunidad!
