AGENCIA
Nacional.- La reciente firma de una iniciativa de reforma a la Ley Federal del Trabajo por parte de la presidenta Claudia Sheinbaum, destinada a regular el trabajo en plataformas digitales, ha suscitado críticas y escepticismo entre trabajadores y expertos en derechos laborales. Aunque la presidenta afirmó que esta modificación pretende garantizar el acceso a la seguridad social para los repartidores, existen serias dudas sobre la efectividad y el alcance real de estas medidas.
Durante su conferencia matutina, Sheinbaum destacó que la reforma incluirá la creación de un programa piloto que permitirá dar de alta a los trabajadores en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). Sin embargo, la incertidumbre sobre la aplicación práctica de esta medida es palpable. La preocupación radica en si este programa realmente abordará las injusticias que enfrentan los trabajadores de plataformas digitales, quienes han laborado durante años bajo condiciones precarias, sin el reconocimiento de sus derechos laborales básicos y sin las obligaciones que un empleador debería cumplir.
El secretario de Trabajo, Marath Bolaños, se unió a la presidenta al señalar que los objetivos de la reforma incluyen garantizar el acceso de los trabajadores al reparto de utilidades y su atención médica en caso de accidentes. No obstante, estas promesas son insuficientes ante la complejidad del problema. La realidad es que las empresas transnacionales que operan estas plataformas suelen eludir sus responsabilidades legales, creando un ambiente laboral que no respeta la Ley Federal del Trabajo.
Si bien la Presidenta enfatiza que este tipo de regulación es casi inexistente en otros países, se hace indispensable analizar si la iniciativa que se presenta al Legislativo realmente establece una estructura sólida que defienda los derechos de los trabajadores o si simplemente se trata de un intento de regulación que no aborda las raíces del problema. La posibilidad de que esta reforma se convierta en un mero parche que no resuelva las desigualdades inherentes a la economía de plataformas es preocupante y merece una reflexión más profunda.
La falta de claridad en la implementación de estas reformas pone en riesgo la mejora de las condiciones laborales de un sector que ha sido fundamental durante la pandemia y que sigue siendo esencial para el funcionamiento de la economía moderna. La regulación debe ir acompañada de mecanismos efectivos de control y de protección a los trabajadores, y no puede limitarse a un anuncio que podría no materializarse en beneficios concretos.
Es vital que el trabajo en plataformas digitales se reconozca y regule de manera integral, asegurando efectivamente que los derechos de los trabajadores sean respetados y que las empresas cumplan con sus obligaciones. La atención a este sector no puede ser solo un ejercicio de buenas intenciones; requiere acciones claras y efectivas que realmente mejoren la vida de los repartidores en México.
¡Regular, regular, siempre regular! ¿Cuándo empezarán a eliminar trabas y privilegiar la libertad? ¿Entenderán algún día, que tanta regulación entorpece y encarece la inversión privada?
¿Y los otros servicios públicos? ¿Las placas clonadas? ¿Los operativos contra servicios públicos “patito”? Todo el servicio público que ya no pasa verificación, pero siguen circulando, ¿para cuándo?
Sus limitaciones y “cerebro” populista la consumen, ya que muchos de ellos trabajan para varias plataformas digitales, no para una sola, así que antes de lanzar sus iniciativas debería documentarse correctamente de cómo funcionan.