Matteo Messina Denaro, quien fuera el jefe de la poderosa mafia siciliana Cosa Nostra y que fue arrestado en enero después de 30 años prófugo, ha fallecido a los 61 años de edad en el hospital de L’Aquila, en el centro de Italia, a causa del cáncer de colon que padecía, según los informes de los medios locales.
El criminal más buscado de Italia hasta su detención había entrado en fase de coma irreversible en las últimas horas, por lo que se le retiraron el tratamiento y la alimentación.
Messina Denaro, conocido por apodos como “Diabolik” o “U Siccu”, había sido trasladado previamente a la prisión de máxima seguridad de L’Aquila, sometido a un estricto régimen de aislamiento penitenciario. Sin embargo, su estado de salud se agravó, lo que llevó a su traslado a la unidad para presos del hospital de la ciudad, todo ello en medio de rigurosas medidas de seguridad.
El mafioso había dejado un “testamento biológico” o documento de últimas voluntades en el que solicitaba que no se prolongara su vida mediante tratamientos médicos o máquinas.
El pasado 8 de agosto, Messina Denaro fue sometido a una cirugía por una obstrucción intestinal, que resultó exitosa. Sin embargo, sus condiciones de salud empeoraron continuamente debido al cáncer.
Durante su agonía en el hospital, estuvo acompañado por su hermana Giovanna, su sobrina y abogada Lorenza Guttadauro, y por su única hija legítima conocida, Lorenza, de 27 años, a quien vio por primera vez en abril cuando fue a visitarlo en prisión.
Matteo Messina Denaro fue el mafioso más buscado de Italia desde 1993, debido a su participación en múltiples crímenes y en la sangrienta temporada de atentados a principios de los años 90, en la que perdieron la vida los jueces antimafia Giovanni Falcone y Paolo Borsellino en 1992.
Su detención, después de una compleja investigación, fue considerada histórica en Italia. Sin embargo, tras su arresto, se descubrió que se había estado escondiendo en la localidad de Campobello di Mazzara, en Sicilia, cerca de su pueblo natal, Castelvetrano, y que llevaba una vida casi normal, como lo evidenciaban los recibos de restaurantes y otros objetos encontrados en su escondite. También se reveló la red de supuestos colaboradores que lo habían protegido en Sicilia, incluyendo a su hermana Rosalía, su chófer Giovanni Luppino, su médico personal Alfonso Tumbarello y la familia Bonafede, que le había prestado su apellido para ocultarlo.