Una explosión de una mina terrestre colocada en la zona limítrofe entre los estados de Michoacán y Jalisco dejó un saldo trágico: dos soldados muertos y 13 más heridos, tres de ellos de gravedad. El artefacto, de fabricación casera, estalló al paso de un convoy del Ejército Mexicano en un camino de terracería cerca del poblado Los Gallineros, en el municipio de Cotija, Michoacán. La explosión causó la muerte inmediata de un soldado, mientras que otro falleció durante el traslado al hospital debido a la amputación de sus extremidades inferiores.
El incidente ocurre en una región marcada por una violenta lucha entre organizaciones criminales como el Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG), Los Pájaros Sierra, y el Cartel de Los Reyes. Las minas terrestres, un arma artesanal utilizada en los últimos años por los narcotraficantes, se han convertido en una constante amenaza en las áreas rurales de Michoacán. Este ataque es solo uno más en una serie de actos violentos en la zona, que incluyen el asesinato de varios alcaldes en Cotija.
Las autoridades locales han intensificado las medidas de seguridad en la región, que también ha sido testigo de la designación reciente de Blanca María Ibarra Ochoa como alcaldesa de Cotija, tras la separación de Juan Pablo Aguilar Barragán por amenazas de muerte. El contexto de inseguridad en la zona continúa siendo crítico, mientras las fuerzas de seguridad enfrentan constantes desafíos en la lucha contra el crimen organizado.