Emilio González G.
El Buen Tono
Zongolica.- En las comunidades indígenas nahuas de la Sierra de Zongolica, existe la supervivencia de brujos y curanderas, con poderes de adivinación y sanación. Son consejeros de políticos en el poder, describe el investigador Jesús Ramírez Lobato.
“En las altas montañas las curanderas ocupan un sitio principal, pues, además de curar enfermedades cumplen un importante papel político y social”, agregó el entrevistado.
Abundó el antropólogo que en la cosmovisión de los nahuas, muchas de las muertes de sus paisanos son el producto de los ritos del mal o tlachiwilistli, pues conciben la posibilidad de que otra persona mediante un especialista ritual denominado tetlachiwia (“el que hace maldades”), pueda tener la facultad de influir en las divinidades, en lo sobrenatural, para dañar a otro ser humano.
El primero de ellos puede deberse a accidentes, caída de un rayo, piquete de víbora, percance laboral, entre otros factores. Uno más refiere a muerte natural, enfermedad, vejez, entre otros; y en tercer término se halla el deceso por efecto de asesinatos y brujería, en las que se establece a la violencia como un principio determinante, en tanto, una potencia humana.
Destacó que en los diversos pueblos nahuas, prevalece una intensa actividad ritual, que en muchas situaciones y contextos, devela el conflicto y la tensión al interior de la comunidad.
El búho, ave nocturna presagia para los nahuas, particularmente, para quien lo escucha, enfermedades graves o situaciones adversas para alguien de su familia, cuya fatalidad es inevitable y casi siempre es advertencia de muerte violenta o brujería.
“Los nahuas coinciden en determinar el carácter premonitorio de los sueños. Ejemplo de ello es cuando sueñan con familiares, amigos o vecinos muertos, ello implica que alguien de la familia morirá asesinado o asesinará en aras de defender a la familia o al patrimonio familiar, como la tierra”, expresó la fuente.
