EMILIO GONZÁLEZ
el buen tono
Nogales.- Vecinos de la calle Belisario Domínguez exigen a la Jurisdicción Sanitaria Número 7, la clausura de un rastro de aves clandestino que arroja las vísceras, sangre y plumas a la vía pública, lo que ocasiona mareos y vómitos a los transeúntes. Urge que la autoridad de salud revise sus precarias instalaciones.
Reunieron firmas para enviar el oficio al jefe de la Jurisdicción de Orizaba, Adrián Baruch Alanís García, para que sea cerrada la granja, ubicada en las avenidas Gustavo Madero y Máximo Serdán, propiedad de Miguel Bonilla Arriaga, hermano del ex alcalde, Antonio Bonilla.
En el documento, denuncian que la granja y rastro clandestino no cuenta con las medidas sanitarias establecidas por la legislación o norma sanitaria y a este sitio no le dan los cuidados necesarios para su correcto funcionamiento toda vez que no lo asean; el olor es insoportable por las heces y desechos de los pollos.
“A las aves ahí las sacrifican, el plumaje ni siquiera lo levantan de la superficie y con el viento termina en las casas de los vecinos, lo cual crea un foco rojo de infección para los residentes, así como para los estudiantes de los distintos niveles educativos que transitan por esa calle”.
Los inconformes, demandaron la intervención de inspectores de la Jurisdicción Sanitaria para que el establecimiento sea reubicado, ya que no es un lugar apto para los habitantes y más si existen niños y adultos mayores, los cuales son más susceptibles a sufrir una infección o enfermedad.
En las imágenes se aprecia claramente cómo las tripas y las heces de las aves son arrojadas a la calle y al drenaje sanitario; otros desperdicios son tirados incluso al río, razón por la cual también harán llegar este reclamo a la Procuraduría Estatal del Medio Ambiente y a la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios.