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Ex Hacienda de Guadalupe

Superiberia

Amatlán.- A más de tres siglos de su construcción, la ex Hacienda de Guadalupe es uno de los monumentos más representativos de Amatlán de los Reyes.

 

Hoy es un lugar enigmático, de historia y producción cafetalera, pues en sus 60 hectáreas se siembra el grano Arábica que después se exporta a Estados Unidos, Europa y Asia.

 

Irene Tress Villafuerte, la administradora general y una de sus propietarias, la compró hace 40 años a un ingeniero inglés que condicionó la venta a cambio de que volvieran a producir sus tierras.

 

Hace 326 años constaba de casi 4 mil hectáreas que sus diversos dueños fueron repartiendo a las comunidades aledañas o quizá perdiendo por motivos hasta ahora desconocidos. Al adquirirla, recordó Irene Tress, se encontraba en el abandono total. No había muebles porque fue saqueada.

 

“Mi familia y yo vivíamos en Huatusco y de inmediato nos cambiamos para acá en aras de comenzar a sembrar caña de azúcar, café, árboles de naranja y plátano. Nos propusimos levantarla y que la tierra recobrara vida”, platicó que le hizo como parte de la ruta “Sierra del café”, que promueve Turitour en Veracruz.

 

En 1690 su primer habitante invitaba a los hacendados de la región para que compraran esclavos. Entre ellos se encontraba el legendario negro cimarrón Yanga, quien encabezó una rebelión y al obtener su libertad adoptó el poblado que lleva su nombre y que es considerado como el “Primer Pueblo Libre de América”.

 

En la época actual es uno de los atractivos turísticos de Veracruz, parada obligada en el recorrido de la “Sierra del Café”; lugar de paz, tranquilidad, de olor a café. 

 

En 1692, la entonces Hacienda de Nuestra Señora de Guadalupe pertenecía a Juan Valero Graxeda y en 1697 tenía 23 esclavos que trabajaban la caña de azúcar con el apoyo de un trapiche y dos bueyes.

 

En 1726, los esclavos eran 14. Tenía una extensión de 26 caballerías y pertenecía a Diego Valero, quien la vendió a López Antonio de Irivas en 26 mil 800 pesos.

 

La restauración ha sido por pausas, indica Irene Tress, ya que al ser una familia de agricultores dependen totalmente del éxito de la cosecha para continuar la obra.

 

Las grandes puertas de madera son las originales, así como algunos cristales biselados. A la entrada luce colgado un viejo cristo de madera y una Virgen de Guadalupe.

 

Algunos de los muebles que hoy posee fueron adquiridos en bazares de cosas antiguas y otros se reconstruyeron a fin de que no se perdieran los distintos estilos que le han dado vida a través de los años.

 

La propiedad era de doña Francisca de Irivas, y en 1765 pasó a manos de Lorenzo de Muñoz de Coss, y 38 años después, fue de Juan Bernardo Segura Zeballos con casi 300 esclavos. Juan Antonio de Guevara, el Conde de Oñate, la adquirió en 1804 y plantó en ella las primeras matas de café que trajo de La Habana, Cuba, así como los primeros árboles de mango manila traídos de Asia. Para 1812 esto ya constituía un gran negocio.

 

Irene Tress dice que hay rumores de que también perteneció al primer presidente de México, Guadalupe Victoria, pero no existen registros de          esa época.

 

Debido a que muchos de los antepasados de los habitantes de Amatlán de los Reyes trabajaron ahí, siempre que pasan enfrente inclinan la cabeza como sinónimo de respeto.

 

“Cuando recién llegamos, ellos pensaban que tiraríamos toda la hacienda, pero cuando les dijimos que nuestro objetivo era rescatar la construcción, nos lo agradecieron mucho y hoy sigue floreciendo”, resaltó Irene, quien habita en la Hacienda al lado de sus sobrinos y hermanas.

 

Infinidad de anécdotas se cuentan en sus paredes, como aquella de hace cien años cuando en los potreros unos trabajadores que se hallaban debajo de un árbol vieron un papel enrollado y se trataba de un lienzo de la Virgen de Guadalupe que al considerarlo bendito, ahora se encuentra en una iglesia del pueblo La Patrona de Amatlán de los Reyes.

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