Por: Andrés Timoteo / columnista
Hoy a la media noche inicia el periodo de campaña para los que contendrán por una curul en el Congreso Local. Serán 30 días exactos de proselitismo y la primera semana de noviembre entrará en funciones la 65 Legislatura estatal con 50 integrantes. Treinta de ellos serán electos por la vía uninominal, es decir, por el voto directo en las urnas, y veinte por la vía plurinominal, o sea que no harán campaña sino obtendrán el escaño parlamentario por cuotas y cálculos aritméticos en base a la votación de cada partido.
La 64 legislatura del estado será corta, bianual al igual que el Gobierno de la entidad, pero con la salvedad de que ahora se permite a los diputados locales postularse para un segundo periodo. Varios de ellos buscan la reelección y claro, tal pretensión en algunos de ellos es hasta indignante pues quieren regresar al recinto parlamentario pese a que su desempeño ha sido desastroso.
Como cada vez que se renueva el Poder Legislativo sea federal o estatal, los veracruzanos tienen el poder de castigar a los malos representantes populares. Es importante que los electores cordobeses, orizabeños, huatusqueños, zongolinqueños y mendocinos hagan un corte de caja sobre los diputados locales salientes. Deben evaluar lo que hicieron por el Distrito que representan, propusieron y votaron leyes a favor de ellos, o defendieron desde la tribuna los intereses colectivos.
Los cinco distritos de la zona centro: Córdoba, Orizaba, Camerino Z. Mendoza, Zongolica y Huatusco tienen el 20 por ciento de las curules en la legislatura estatal. Son diez diputados entre uninominales y plurinominales -bueno, nueve porque el cordobés Gerardo Buganza Salmerón tiene licencia continua por enfermedad y su lugar lo ocupa su suplente, el expriista cuenqueño, José Luis Enríquez Ambel- pero no hicieron casi nada hicieron por sus demarcaciones.
Hay que mencionarnos a cada uno porque los ciudadanos no deben olvidar su holgazanería y en su caso, su traición. De los nueve diputados, tres son cordobeses: Juan Manuel del Castillo, electo en las urnas y los plurinominales Janeth García Cruz, quien se dedicó a defender solo a la agrupación Antorcha Campesina -y que hoy va por la reelección- y el morenista Zenyanzen Escobar García. ¿Qué hizo este trio por Córdoba?
Por Huatusco está Hugo González Saavedra, hermano del actual alcalde de Coscomatepec, Serafín González y la plurinominal Teresita Zuccolotto Feito, ambos panistas-perredistas. Orizaba tiene al morenista Arturo Rodríguez García, de un gris esplendoroso al igual que su homóloga de Zongolica, Dulce María García López. Ciudad Mendoza también tiene dos legisladores, Nicolás de la Cruz que llegó por Morena y ahora brincó al PAN, y Sergio Rodríguez Cortes, quien acaba de brincar a Morena. ¿Alguien les recuerda alguna acción decente a ellos?
Es obvio que los actuales legisladores les quedarán debiendo a sus representados pues hicieron todo lo posible por igualar en pifias, corrupción, escándalos e indolencia a sus antecesores de la legislatura pasada. Se pensaba, que nadie podría ser peor que los diputados de la 63 legislatura, considerada la más duartista y que llegó a aprobarle todos sus caprichos y latrocinios al exgobernante cordobés, pero muchos de los actuales diputados son similares a los anteriores.
A la presidenta de la mesa directiva, María Elisa Manterola y al titular de la Junta de Coordinación Política, Sergio Hernández, ambos panistas, poco les falta para rebuznar -seguramente no lo hacen porque no se saben la tonada-. Ambos han ido de pifia en pifia y de escándalo en escándalo. Vaya, hasta se supo que el dinero legislativo se usa en fiestas, prostitutas, alcohol y droga. Qué más se puede esperar. Y todavía el analfabeta Hernández, quien llegó por la vía plurinominal, busca reelegirse. ¡Dios guarde la hora!
Los diputados de Morena que, se suponía, eran la “esperanza de Veracruz”, resultaron un fraude. De trece que llegaron por esas siglas, ahora solo quedan diez, los otros brincaron a otro partido al sonido de las monedas. Además, los morenistas fueron exhibidos en actos de corrupción con las prerrogativas parlamentarias, las cuales usan para costear giras electorales de su partido. ¿Alguien le da una pisca de confianza a los de Morena?
El PRI en la legislatura actual quedó desdibujado, escindido por la salida de varios de sus diputados que formaron una mini-bancada de supuestos “independientes”, llamada “Juntos por Veracruz”, pero que la sorna popular bautizó como “Juntos por el Billete”, porque se juntaron para negociar, por separado, prebendas y sobornos a la hora de aprobar las iniciativas.
Es ominoso que el líder de esa bancada, Fernando Kuri, exalcalde de Oluta, y primo del diputado federal priista por Orizaba, Fidel Kuri Grajales, tenga denuncias penales por falsificación de sus estudios académicos y también por el uso de vehículos robados en sus empresas. Con ello se demuestra la calidad moral de esos diputados. De colofón, ese grupo de “independientes” también desfondó la representación del PVEM en el congreso local. No existe más.
RODANDO SE ENCUENTRAN
Por cierto, líneas arriba se mencionó el caso del exalcalde de Camerino Z. Mendoza y actual diputado local, Sergio Rodríguez Cortes, quien el fin de semana anunció que se va con Morena. Su adhesión a ese proyecto confirma el pacto de Morena con el innombrable y que lleva como moneda de cambio una supuesta operación electoral -entiéndase: mapachil- a cambio de impunidad para el impresentable exgobernante si el xalapeño Cuitláhuac García gana los comicios del primero de julio.
Es del conocimiento público que Rodríguez Cortes es uno de los operadores del innombrable desde hace tiempo No hay que olvidar que fue el artífice para destituir ilegalmente al dirigente estatal del PRD, el orizabeño Juan Vergel Pacheco en el 2014. Rodríguez Cortes se ha movido entre Veracruz y Chiapas para fungir como ‘mapache’ en los comicios, siempre al mando del innombrable.
En el 2016 vio el declive del priismo y se erigió promotor de la alianza PRD-PAN, que tanto había combatido, y en la avalancha de triunfo llegó como Diputado Local por la vía plurinominal. Es más, lo asignaron como presidente de la influyente Comisión de Hacienda, pero fue echado de la misma porque hizo hacer negocios con ella y se enfrentó a Palacio de Gobierno.
Para presionar, Rodríguez se separó del grupo legislativo del PRD para declararse “independiente”. No le funcionó y apenas hace unos meses quiso regresar a la fracción perredista para no quedarse sin influir en la designación de candidaturas en el contexto de la alianza con el PAN y Movimiento Ciudadano, pero no lo aceptaron de vuelta y quedó marginado de las cuestiones electorales.
Ahora se va con Morena donde seguramente le perdonarán todos sus pecados porque si los morenos defienden a Duarte y a Karime Macias, no podrán hacerlo con Sergio Rodríguez. En ese partido se reencontrará con viejos cómplices, los hermanos Enrique y Dulce María Romero Aquino -ésta ultima su sucesora en la alcaldía mendocina-. Las piedras rodando se encuentran, dice la canción.